Tercer domingo de Cuaresma: «Jesús, dame de esa agua que saciará mi sed eternamente»

Pilar Algarate 12 de Marzo de 2023

Lecturas: Libro del Éxodo (17,3-7). Sal 94,1-2.6-7.8-9. Carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5,1-2.5-8). Evangelio según San Juan (4,5-42).

En este tercer domingo de Cuaresma, el Señor nos invita a que escuchemos una preciosa y profunda catequesis sobre la sed y del agua. Se nos invita también a profundizar en varios aspectos que configuran nuestro perfil de creyentes: el diálogo sincero, la actitud de escucha, el deseo de cambiar nuestra vida, la llamada a proclamar la Buena Noticia…

Quizás andemos corriendo buscando cosas, experiencias, situaciones que apaguen nuestros deseos de felicidad, de vida mejor, de sabernos acogidos y acompañados. Pero nuestra sed, nuestra sed más profunda sigue gritando. Nuestras gargantas están resecas. Hoy tenemos a nuestro alcance la "fuente que mana vida". Estamos invitados e invitadas a beber en este pozo de vida, en la escucha del Hijo amado, en la Eucaristía, en el encuentro con el Señor. Sí, nuestra alma tiene sed, como tierra reseca, agostada, sin agua. Ahora estamos invitados a saciar nuestra sed. Él "desborda" siempre nuestras expectativas. Aquí hay agua de Vida.

El episodio sucede en una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a un pozo. Samaria sugiere, entonces, un lugar hostil. Jesús se va a encontrar con una mujer sin nombre, personaje que puede representar a cada uno de los/las discípulos/as con los que Jesús se encuentra aprovechando la situación de carencia y necesidad.

Como la mujer del cántaro vamos a entrar en diálogo con el Señor y en este diálogo vamos a encontrar agua para nuestra sed, esperanza en nuestro peregrinar. La comunicación con Dios no está suspendida, al menos por su parte. Como la cierva veloz que va a la fuente de agua fresca así nos disponemos nosotros a acoger la Palabra.

La cuaresma es el tiempo oportuno para mirarnos dentro, para hacer emerger nuestras necesidades espirituales más auténticas, y pedir la ayuda del Señor en la oración. El ejemplo de la samaritana nos invita a expresarnos así: «Jesús, dame de esa agua que saciará mi sed eternamente». (Papa Francisco)

Preguntas para la reflexión y el diálogo

1. Jesús te pide de beber: ¿qué agua te pide en este momento? ¿La de la confianza, la del dejarte hacer, la del perder miedos?
2. ¿Qué aguas turbias percibo en mis relaciones, en aquello que hago? ¿Qué me desgasta en este momento?
3. «Dame de beber». ¿Qué me están pidiendo las personas que atendemos?
4. ¿Cómo acoger a aquellos que llegan del duro camino de la vida y nos piden agua y posada?

Oración

Señor Jesús suscita en nuestros corazones una profunda sed del agua viva que eres Tú: calma y sacia nuestra sed. Haz que nos desengañemos de toda otra agua que no sacia el corazón humano. Despierta en cada uno de nosotros lo mejor que anida en lo más hondo de nosotros, como en la samaritana.

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