¿Somos capaces de dar esperanza desde la desesperanza?

Cáritas Madrid 15 de Julio de 2021

Esta es una de las reflexiones sobre las que han trabajado las personas voluntarias en el Encuentro celebrado desde Cáritas Vicaría II. El objetivo ha sido evaluar la atención a las demandas sociales recibidas de cara a enfrentar nuevos retos.

Esta es una de las reflexiones sobre las que han trabajado las personas voluntarias en el Encuentro celebrado desde Cáritas Vicaría II. El objetivo ha sido evaluar la atención a las demandas sociales recibidas de cara a enfrentar nuevos retos.

 

Cáritas Madrid. 15 de julio de 2021.-Un nutrido grupo de 66 personas voluntarias, de las diferentes Cáritas parroquiales pertenecientes Cáritas Vicaría II han participado en el Encuentro de voluntariado. Esta Vicaría comprende los barrios de Ventas, Quintana y la Concepción, entre otros.

 

Se ha tratado de un espacio donde se ha hecho una revisión de la atención que se ha ofrecido, en base a las demandas sociales recibidas. Y también ha servido de lugar de encuentro donde compartir experiencias. Partiendo de esta mirada atrás, se abordarán los nuevos retos futuros sin perder de vista la prioridad de Cáritas Diocesana de Madrid, como obra social de la Iglesia, de seguir acompañando a las familias más vulnerables.

 

Sin duda el pasado año ha sido un curso “complicado y convulso, de compromisos sin tiempos, y de acoger y gestionar muchas demandas sociales”. En el 2020 desde la Vicaría II se ofrecieron más de 4.100 ayudas familiares. Por eso es importante “no perder la perspectiva de nuestros fundamentos y no dejar que la desesperanza nos atrape y se adueñe de nuestras motivaciones más profundas”.

 

En los dos espacios grupales que se han organizado en el Encuentro se ha reflexionado sobre cómo nos hemos sentido en este tiempo vivido y qué ha supuesto la pandemia y el confinamiento para nosotros.

 

De las conclusiones, han destacado el hecho de que las relaciones han sido más “impersonales, más deshumanizadas” y esto ha provocado “impotencia porque sin contacto y comunicación nos empobrecemos como personas”. Todo ello sin olvidar los “sentimientos de angustia, soledad y tristeza”. Por otro lado, la cara amable ha sido la respuesta de las personas a las que se ha acompañado, que han mostrado su agradecimiento. Así como el hecho de que la situación nos ha hecho parar, mirarnos dentro y reflexionar sobre “nuestra insignificancia” o la importancia de “la confianza en Dios” para seguir adelante y no tener miedo.

 

Y otra de las conclusiones más importantes ha sido la de valorar que ante esta situación hemos sido capaces de emprender “nuevos comienzos con planes y proyectos diferentes y adaptados a las necesidades del momento”. Y también destacable la labor de los sacerdotes que han estado “atendiendo a la gente” en pleno confinamiento.

 

Como cierre a las cuestiones planteadas acerca de las necesidades sociales y la intervención que se ha hecho con las familias, se ha planteado otra cuestión importante para continuar con nuestra acción evangelizadora: si somos capaces, además de ofrecer ayuda material, de dar esperanza desde la desesperanza.

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