Solemnidad de la Ascensión del Señor

Pilar Algarate 20 de Mayo de 2023

Lecturas del día: Hechos de los apóstoles (1,1-11); Sal 46; Carta de san Pablo a los Efesios (1,17-23); Mateo 28, 16-20

Hoy celebramos el misterio de la presencia invisible, pero real y eficaz, del Señor en su Comunidad; hecho que celebraremos solemnemente dentro de pocos días en la fiesta de Pentecostés.

La Ascensión del Señor inaugura el tiempo de la esperanza en nuestras vidas. La esperanza que tenemos que vivirla esperando, buscando, realizando la plenitud de la creación y de la humanidad en esta tierra. Este es el tiempo del compromiso por transformar este mundo a la manera de Dios. No podemos quedarnos mirando al cielo. Por cristiana, nuestra esperanza nos pide la fidelidad de no desesperar de la acción del Espíritu; trabajar por cambiar las muchas cosas negativas de este mundo: desterrar la injusticia, crecer en fraternidad, vivir la misericordia, desterrar todo sufrimiento humano y todo sufrimiento de la creación, reconocer y agradecer los pequeños signos de que Dios sigue presente, de que el Resucitado y Exaltado acompaña con su espíritu de Amor nuestro camino hacia la Vida plena.

LA ASCENSIÓN Y PRESENCIA DEL SEÑOR
«Señor, cuando vuelvas, como te has marchado, como un verdadero  hombre, te has de encontrar a ti en nosotros como el sufrido, el paciente, el fiel, el bondadoso, el abnegado, como quien se mantiene unido al Padre aun en las tinieblas de la muerte, como el lleno de amor y de alegría. Señor, has de encontrarte en nosotros como nosotros quisiéramos ser y no somos. Pero tu gracia no solo se ha quedado, sino que ha venido precisamente a nosotros porque Tú, al subir para sentarte a la derecha del Padre, has derramado tu Espíritu en nuestros corazones. Por eso creemos verdaderamente, contra todo lo que nos dice la experiencia, que Tú continúas tu vida en nosotros, aun cuando desgraciadamente encontramos  en nosotros a nosotros mismos y no a ti. Subiste al cielo y te sientas a la derecha del Padre con nuestra vida. Vas a volver con esa misma vida para encontrar la tuya en la nuestra. Y el que Tú la encuentres va a construir nuestra eternidad, cuando mediante tu vuelta hayamos entrado en la gloria de tu Padre con todo lo que somos, lo que vivimos, lo que tuvimos y lo que sufrimos».

CUESTIONARIO PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO
1.  ¿Cuáles son «mis cielos», tan importantes, que no puedo dejar de mirarlos?

2.  ¿Cuáles son esos «cielos míos» ante los que cede todo lo demás: el cariño, la amistad, la solidaridad, la justicia…?

3. ¿Cómo ser apóstol hoy en nuestro mundo?

4. ¿En qué ambiente concreto puedes ser testigo de Jesús?

 

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