Si cuidas el planeta, combates la pobreza

Cáritas Madrid 13 de Febrero de 2019

Escuela de vida en los arciprestazgos de Espíritu Santo y Santísima Trinidad de Cáritas Vicaría II

Escuela de vida en los arciprestazgos de Espíritu Santo y Santísima Trinidad de Cáritas Vicaría II.


Cáritas Madrid. 13 de febrero de 2019.- Todo está conectado. La Vida fluye porque el Espíritu sopla en todos los rincones del Planeta. El paradigma tecnocrático ahoga esa vida porque deshumaniza la existencia. La economía se ha reducido prácticamente a generar ganancias y la persona es desplazada por una mirada reduccionista de la misma, considerándola mano de obra generadora de recursos y riqueza. Pero la Iglesia, tiene una responsabilidad ante la Creación. Una responsabilidad que debe compartir con otras sensibilidades y colectivos que sueñan con un mundo más armónico y unido en la diversidad.


Cada criatura es sagrada. Destruir la Naturaleza es generar fragmentación social y sufrimiento en personas, familias, pueblos... Es romper el proyecto de Dios para  la Humanidad. Necesitamos construir un nuevo paradigma basado en el amor a lo vivo que se concreta en la fraternidad y en los cuidados. Necesitamos discernir la realidad para desarrollar un verdadero humanismo integral. Hace falta ser un bárbaro intelectual para afirmar que la realidad es solo lo que podemos ver por métodos científicos.


Debemos ser conscientes de ejercer una austeridad responsable. Estamos llamados a una conversión ecológica, a una mirada profunda de lo humano conectado a todo el Universo. A realizar una alianza con la Naturaleza, a ser jardineros de la misma y no destructores. A ser responsables políticamente, en lo local y en lo global. A generar debates sinceros y honestos. A tener esa nueva mirada de la economía y del progreso.


Lo que no son cuidados y defensa de la dignidad de la vida, es violencia en sus distintas manifestaciones. ¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahora trabajo y nos hace la vida más fácil, nos aporta tan poca felicidad?


El valor central del principio del bien común. La Iglesia tiene un papel educador fundamental, y Cáritas mucho que aportar en su dimensión animadora comunitaria.

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