Segundo Domingo de Pascua

Cáritas Madrid 23 de Abril de 2017

En este Segundo Domingo de Pascua se nos va a hablar una y otra vez de la misericordia. (Hch 2, 42-47; Sal 117, 2-4. 13-15. 22-24; Segunda lectura; 1Pe 1, 3-9; Evangelio: Jun 20, 19-31)

En este Segundo Domingo de Pascua se nos va a hablar una y otra vez de la misericordia. (Hch 2, 42-47; Sal 117, 2-4. 13-15. 22-24; Segunda lectura; 1Pe 1, 3-9; Evangelio: Jun 20, 19-31).


Cáritas Madrid. 23 de abril de 2017.- Caminamos por este tiempo pascual en el que se nos invita continuamente a la Vida. Una vida nueva, renovada, que trae consigo un compromiso personal y comunitario. Mirando a nuestro alrededor se hace urgente el itinerario de salida hacia los otros, visibilizar esa comunión-unión con el ser humano que grita desde una presencia cansada, silenciada, refugiada.

 

Hoy las lecturas nos invitan a realizar todo un proyecto de vida que incluye el conocimiento del Señor Jesús a través de la formación y la escucha de la Palabra, hacer una opción por la comunión, la celebración de la Eucaristía, la oración y el compartir los bienes. Clara invitación la del libro de los Hechos a poner lo que tenemos al servicio de aquellos cercanos a nosotros para que no pasen necesidad, también de los lejanos a nosotros, que formen parte de nuestra oración y nuestro compromiso solidario. Un proyecto que nos haga personas creíbles ante los demás para poder testimoniar con todo lo que somos y tenemos que el Señor ha vuelto a la Vida de cada uno de los creyentes.

 

Este segundo domingo del tiempo pascual se nos va a hablar una y otra vez de la misericordia. Esta es la consecuencia más directa de la Resurrección. Cuando la persona se encuentra con Cristo, no puede ser indiferente al dolor de la persona que sufre.

 

En este domingo se nos invita a descubrir a Dios rico en misericordia.

 

Es desde el corazón de Jesús desde donde nace la Iglesia, para que ella también también sea corazón en medio del mundo. Cuando introducimos nuestras manos en el costado de Cristo, cuando tocamos sus heridas, es cuando somos capaces de reconocer al Señor, de descubrir la grandez del misterio de la Resurrección.

 

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