Retornar a la mejor versión de uno mismo, de los demás y de nuestro entorno, eso es Cuaresma

“La ley de la vida es crecer”, esta ha sido una de las frases con las que el vicario episcopal de Cáritas Vicaría IV y V,  Óscar García Aguado, comenzaba su reflexión sobre la Cuaresma, y cómo prepararnos para ella.

García Aguado definía la Cuaresma como un tiempo en el que cambiar, pero cambiar para crecer, para alcanzar la plenitud, para ser mejores con uno mismo y con los demás. “Solo podemos conseguir la plenitud y el crecimiento si amamos. Lo que hacemos crecer son las capacidades de las personas y el aprovechamiento de las posibilidades”.

De ahí, nos decía, la “experiencia de satisfacción profunda cuando vemos cómo aprendemos hacer algo o cuando reforzamos los vínculos con nuestro entorno”. Y este amor nos lleva a la ley fundamental de la vida que es amar a Dios y al prójimo’ (Mt 22,40).

Ese es, nos recordaba el vicario, el trabajo que se hace en Cáritas Madrid con quienes acompañamos. El de amar a esa personas, aceptarla y reforzar sus capacidades para que tengan nuevas posibilidades. “Es ayudarles en su itinerario de crecimiento hacia una plenitud”.

Cómo nos preparamos para cuaresma

Sabiendo que la Cuaresma es cambio, nos preparamos para cambiar pero en sentido ascendente, para mejorar. Este cambio implica dejar cosas atrás para mirar hacia arriba. Esa es la esencia del cambio, buscar un horizonte de plenitud que nos va a llevar a la Pascua, a Jesús, a través del amor incondicional.

Para ello en este tiempo nos preparamos “con la oración, la escucha y penitencia”, pero no solo con uno mismo, sino a nivel interior y también exterior. Para ver nuestro propio arrepentimiento y aceptar y tolerar al otro.

Por eso el vicario decía que debemos practicar la metanoia, que es el retorno, el regreso, la reconversión, volver al buen camino. Esto es lo que hacemos cuando “nos planteamos qué no he visto, a quién he herido”, y nos respondemos “tengo que cambiar, tengo que volver otra vez, tengo que reconciliar.  Es este volver lo que nos llevará de la esclavitud a la libertad."

En este proceso de mirarse uno y mirar al otro hay un cambio personal, espiritual y social que es a lo que nos lleva la Cuaresma. Para que se dé este cambio en estas tres dimensiones nos dice Aguado que se nos anima a “renunciar al afán de dominio, de goce y de poseer”, porque es la manera de “aceptar, tolerar y estimar al otro, de reconciliarnos con uno, con los demás y con Dios; así construimos a imagen y semejanza de Dios para llegar a la unidad”.

Y concluía, que es este tiempo de reflexión y Retorno lo que nos lleva hasta Jesús en la Pascua, donde la plenitud llega de la mano del Amor, un amor que nos hace alcanzar la mejor versión de nosotros, de los demás y de nuestro entorno. “Elevemos la mirada, aprendamos a perdonar y curemos las heridas”. Así cerraba su ponencia Óscar García, quien nos ha hecho un recorrido espiritual y etimológico de lo que es la Cuaresma.