Reflexión del Evangelio, Tercer Domingo de Cauresma: “La ley del corazón”

Cáritas Madrid 7 de Marzo de 2021

7 marzo 2021, Evangelio según san Juan (2,13-25): Jesús contestó: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”. 

7 marzo 2021, Evangelio según san Juan (2,13-25): Jesús contestó: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”.


Avanzando en nuestro camino cuaresmal, nos encontramos hoy con dos textos que son el bastón sobre el que apoyar nuestro cansancio. El primero de ellos es el Decálogo, lo que Dios quiere que hagamos de cara a Él y cuál debe ser nuestra conducta de cara al hermano. Salir de nosotros mismos, mirar hacia delante, no dejar a nadie tirado a la vera del camino, señales de que nos encaminamos hacia el proyecto de Jesús. 

 

El texto de la sabiduría es una invitación a invertir nuestros valores, sobre todo aquellos que deslumbran a un mundo, que es capaz de olvidar a buena parte de las personas que lo habitan. Hacerse pequeño, humilde, austero, “necio”, es crecer cada día en sabiduría de cara al hermano, a la vida, a Dios, a su reino, donde cada persona tiene su lugar y donde la fraternidad y la solidaridad común es el signo de la presencia de Jesús entre nosotros. 

 

A la luz de la Palabra

 

Hemos vivido este último tiempo asumiendo diferentes leyes y restricciones que afectaban a nuestra vida cotidiana, a nuestra movilidad e incluso a nuestra forma de trabajar y relacionarnos. Las protestas contra la que es nuestro derecho fundamental de libertad o libertades se han ido sucediendo casi a diario. 

 

Es más, muchos jóvenes se han resistido a dejar de hacer en su tiempo libre todo aquello que en otro época les divertía y los animaba a estar juntos. Uno puede preguntarse qué hemos aprendido de todo esto. Cómo cumplimos las leyes o la normativa que va cambiando, dependiendo de situaciones sanitarias difíciles. 

 

Hoy el Decálogo o los Diez mandamientos nos invitan a reflexionar sobre lo que debemos o no hacer y dónde están los límites. La respuesta es siempre la misma el límite es el otro, el hermano. Aquel que no entiende porque tiene que salir de su país para poder vivir con dignidad a expensas de exponer su vida el mar. Aquellos que esperan en la cola de cualquier ONG para recibir algo de comida, aquel que no tiene techo y necesita una mano que acoja y levante. Muchas leyes rodean nuestras vidas, pero que no se nos olvide que la ley más grande y por la que nuestra vida tiene sentido es la Ley del amor. 

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