Reflexión del Evangelio en el quinto domingo del Tiempo Ordinario, 7 de febrero

Cáritas Madrid 6 de Febrero de 2021

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,29-39).

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,29-39).


La palabra de Dios no deja de seducirnos. Cada vez que nos ponemos a la escucha de la misma, esta se convierte en fuego ardiente en el corazón que se deja alcanzar por ella. La vida no siempre es fácil, vivimos situaciones que nos llevan al desánimo y al desencanto, como a Job, pero la luz siempre aparece con cada amanecer.

 

Pablo nos lo recuerda: vivir anunciando el Evangelio es el mejor salario que el cristiano puede recibir, cuando el anuncio se convierte en salvación para el ser humano. Y esa fue precisamente la actuación de Jesús, sanar a los corazones afligidos, salvar de cualquier situación que atenaza a la persona y la lleva a una existencia sin sentido. Acercarse a la Palabra, adentrarse en Jesús, sentirse sanado por su persona nos lleva a seguirle y servirle.

 

El evangelio que acabamos de escuchar comienza con un episodio muy simpático, muy hermoso, pero también lleno de significado. El Señor va a casa de Simón-Pedro y Andrés, y encuentra enferma con fiebre a la suegra de Pedro; la toma de la mano, la levanta, y la mujer se cura y se pone a servir. En este episodio aparece simbólicamente toda la misión de Jesús. Jesús, viniendo del Padre, llega a la casa de la humanidad, a nuestra tierra, y encuentra una humanidad enferma, enferma de fiebre, de la fiebre de las ideologías, las idolatrías, el olvido de Dios.

 

El Señor nos da su mano, nos levanta y nos cura. Y lo hace en todos los siglos; nos toma de la mano con su palabra, y así disipa la niebla de las ideologías, de las idolatrías. Nos toma de la mano en los sacramentos, nos cura de la fiebre de nuestras pasiones y de nuestros pecados mediante la absolución en el sacramento de la Reconciliación. Nos da la capacidad de levantarnos, de estar de pie delante de Dios y delante de los hombres. Y precisamente con este contenido de la liturgia dominical el Señor se encuentra con nosotros, nos toma de la mano, nos levanta y nos cura siempre de nuevo con el don de su palabra, con el don de sí mismo.

 

Cuestionario para la reflexión

¿Qué acciones y signos de curación percibimos en nuestra sociedad? En nuestra acogida y acompañamiento, ¿logramos diagnosticar el problema fundamental que aflige a cada persona? En nuestras celebraciones litúrgicas, ¿qué elementos solemos cuidar para significar la curación y liberación de todas nuestras ataduras? Nuestras Cáritas parroquiales, ¿están arraigadas en la espiritualidad del Resucitado, que nos libera del pecado y de la muerte?

 

Oración

Tú quisiste, Señor,
que tu Hijo unigénito
soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto
el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos
por nuestros hermanos enfermos,
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor,
la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos
entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo
para la redención del mundo.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración colecta, Misal romano (enfermos)  

 

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