Quinto Domingo de Cuaresma: Jesús es vida y esperanza

Cáritas Madrid 29 de Marzo de 2020

Hoy la Palabra de Dios nos hablará de muerte y de vida, pero sobre todo de esperanza; de una esperanza que se hace realidad en la Pascua de Jesús, el triunfo definitivo del Amor de Dios sobre todo mal e injusticia.

 

Hoy la Palabra de Dios nos hablará de muerte y de vida, pero sobre todo de esperanza; de una esperanza que se hace realidad en la Pascua de Jesús, el triunfo definitivo del Amor de Dios sobre todo mal e injusticia.

 

Lecturas del día: Lectura de la profecía de Ezequiel (37,12-14). Sal 129,1-2.3-4ab.4c-6.7-8. Carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,8-11). Evangelio según San Juan (11,3-7.17.20-27.33b-45).

 

Cáritas Madrid. 29 de marzo de 2020.- La resurrección rompe la lógica, solo ella proclama la vida, sin su horizonte solo queda la muerte. Si el Crucificado ha resucitado y vive para siempre, entonces hay justicia, porque hay sentido, razón para la esperanza. Es el gran cambio que produce el acontecimiento de Cristo, la resurrección pasa de idea y promesa, experimentada como necesidad en la historia, a vivencia real y presente. En el encuentro con Cristo resucitado se opera una revolución que no tiene vuelta atrás, la cruz ha sido justificada y ha dado la
última palabra a la vida y a la verdad, frente a la mentira de lo que destruye. Los que se encuentran con Cristo ya le pertenecen y ahondan en una vida sin miedo, ni ataduras, aunque se pase por el valle de la debilidad y de lo oscuro. Mirar a Cristo es entender que su muerte nos ha liberado para la vida y que somos incorporados a Él, a su resurrección y su vida. No podemos vivir miedosos y cautivos de la muerte, pudiendo estar habitados por el que es la resurrección y la vida. Salgamos de nuestros sepulcros.

 

SE NOS LLAMA A UN LUGAR DE MUERTE Y RESURRECCIÓN
Cáritas, diaconía del ministerio de la caridad de la Iglesia, asume «los gozos y las esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren». Al asumir sus condiciones de vida, apoyar sus justas aspiraciones y cargar con sus sufrimientos identifica en los pobres a Jesucristo. La espiritualidad que se nos propone desde Cáritas, como toda espiritualidad cristiana, es la del seguimiento de Cristo.

 

Se nos llama a un lugar de muerte y resurrección. La Pascua cristiana se reproduce tanto en los signos de muerte: pobreza, deshumanización, exclusión social, insolidaridad…; como en los signos de Vida Nueva: miedo vencido, protagonismo de los excluidos, solidaridad afianzada, creación de procesos concretos de crecimiento y liberación, empatía y acogida incondicional a los más pobres… Somos conscientes de que vivimos inmersos en el encuentro con el Señor que se revela y oculta, al mismo tiempo, en el rostro del pobre. Es posible, por tanto, una experiencia, oscura y cierta a la vez, de Dios; una experiencia personal, enigmática pero inconfundible, que nos abre a su misteriosa presencia.

El misterio de la Encarnación se prolonga en el ministerio de la caridad, cuando la comunidad cristiana y cada uno de sus miembros reconocen la dignidad de los pobres, comparten sus problemas y apoyan sus legítimas aspiraciones. En esta tarea no basta con recomponer lo roto, es preciso renacer desde una nueva dimensión. Estamos llamados a ser más, a sentirnos siempre en camino, llegando a las raíces más hondas de la persona, allí donde acontece la verdadera liturgia del encuentro(22).

 

CUESTIONARIO PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO

1.  Qué situaciones o realidades están necesitando una especial atención y cuidado en nuestro entorno. ¿Puedo hacer algo?

2.  ¿Cuáles son las «tumbas» en las que yacen hoy tantos hermanos, que estando vivos están muertos?

3.  «Lázaro, sal fuera». ¿Cómo podríamos ser dadores de vida para otros?

4.  ¿En qué notas que la fe en Jesús es para ti fuente de vida? ¿De qué tumbas debería sacarte?

 

 

 

 

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