Quinto domingo de Cuaresma.

Pilar Algarate 17 de Marzo de 2024

Lecturas: Jeremías 31, 31-34 / Sal 50 /  Hebreos 5, 7-9 / Jn 12, 20-33

Evangelio según Juan 12, 20-33

Entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; estos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, queremos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré? ¿Padre, líbrame de esta hora? Pero si por esto he venido, para esta hora: Padre, glorifica tu nombre». Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo». La gente que estaba allí y lo oyó, decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí». Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir. 

Palabras del Papa Francisco

La liturgia de este quinto domingo de Cuaresma relata un episodio que ocurrió en los últimos días de vida de Cristo, poco antes de la Pasión (cf. Jn 12, 20-33). Mientras Jesús estaba en Jerusalén para la fiesta de pascua, algunos griegos, llenos de curiosidad por lo que estaba haciendo, expresaron su deseo de verlo. Se acercaron al apóstol Felipe y le dijeron: «Queremos ver a Jesús» (v.21).

También hoy mucha gente, a menudo sin decirlo implícitamente, quisiera “ver a Jesús”, encontrarlo, conocerlo. Nosotros también debemos responder con el testimonio de una vida que se entrega en el servicio, de una vida que toma sobre sí el estilo de Dios —cercanía, compasión y ternura— y se entrega en el servicio. Se trata de sembrar semillas de amor no con palabras que se lleva el viento, sino con ejemplos concretos, sencillos y valientes, no con condenas teóricas, sino con gestos de amor.

(Ángelus, 21 de marzo de 2021)

Preguntas para la reflexión

1. ¿Qué camino debemos de seguir?

2. ¿Qué manifestaciones de unión en el servicio podemos detectar en nuestra Cáritas?

3. ¿Somos fieles en el acompañamiento al otro que sufre?

5. ¿Establecemos procesos de acompañamiento en el tiempo cuando las situaciones son difíciles?

 

Oración. 

Concédenos, Señor, perseverar en el cumplimiento de tu voluntad, para ser cada día más libres, para “complicarnos” la vida amando, para salir de las rutinas que nos acomodan, para abandonar prejuicios, para tratar con respeto a todos, perdonar a quien nos ofende y amar a quien más me cuesta.

Que tu bondad se haga presente en la vida de quienes nos rodean y no seamos obstáculo ni motivo de sufrimiento.

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