Queda mucho por hacer para lograr una sociedad incluyente, pero no hay que perder la esperanza
Cáritas Madrid 15 de Enero de 2019Cáritas Madrid. 15 de enero de 2019.- Al comienzo del capítulo 2 de su evangelio, Marcos narra la curación de un paralítico. Estando Jesús en Cafarnaún y siendo sábado, le llevaron a un paralítico para que le curaran. Conmovido Jesús por la fe del paralítico y de los amigos que le portaban, y a pesar de la presencia de unos escribas, le dijo: “tus pecados te son perdonados”.
La moderna exégesis bíblica nos enseña a interpretar este texto, rico en matices y enseñanzas. En el tiempo de Jesús, para los judíos la enfermedad no era cuestión biológica, sino un síntoma de que la relación entre el enfermo y Dios se había estropeado por culpa de los pecados de aquel. Por eso, Jesús conmovido, perdona sus pecados. Pero también nos enseñan la exégesis que los enfermos, los discapacitados eran unas personas marginales. Hasta el punto que las personas enfermas y las discapacitadas no podían ejercer algunas funciones, como el sacerdocio. Tampoco hay que dejar de lado que es la fe del paralítico la que está del milagro.
La discapacidad, como nos enseña el texto, tiene unas implicaciones sociales, la marginación, y no es cuestión únicamente de tratamientos médicos como se superan las trabas que la ceguera, la discapacidad intelectual, la sordera, la enfermedad mental o las múltiples tipologías de discapacidad física suponen a diario para las personas que las tienen. Mucha fe en sí mismas y en quienes les rodeamos han tener para salir a la calle, día a día, para llevar una vida normal.
Mucho se ha avanzado en el ámbito laboral desde la promulgación de la Constitución Española, que en su artículo 49 encomienda a los poderes públicos que adopten las medidas oportunas para que las personas con discapacidad puedan ejercer plenamente de sus derechos, en pie de igualdad que el resto de ciudadanos. La Ley de Integración Social de los Minusválidos (1982), en un primer momento, y luego la Ley General de Discapacidad (2013) y los desarrollos legislativos de las comunidades autónomas, has promovido diversas medidas para facilitar el acceso a la formación y al empleo de las personas con discapacidad: reservas de plazas en las ofertas públicas de empleo; obligación de contratar a un 2% de trabajadores con discapacidad en aquellas empresas con más de 50 trabajadores; bonificaciones y reducciones de cuotas de la Seguridad Social; la creación de centros especiales de empleo…
A pesar de todo lo que se ha avanzado, los indicadores de inserción laboral de las personas con discapacidad siguen estando muy por debajo de los de la población normalizada. Por eso, el 3 de diciembre de celebra anualmente del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, promovido por las Naciones Unidas, con el objetivo de señalizar, concienciar y llamar la atención sobre una cuestión, la situación de las personas con discapacidad. En el mundo una de cada siete personas, mil millones en total, tienen algún tipo de discapacidad. El 80 % de ellas viven en países en desarrollo. De esos mil millones de personas, la mitad carece de acceso a sistemas sanitarios, y unos cien millones son niños, que tienen cuatro veces más probabilidades de sufrir algún tipo de violencia que los niños sin discapacidad.
Como vemos, queda mucho por hacer para lograr una sociedad incluyente. Pero no hay que perder la esperanza: “Te digo [ habla Jesús]: levántate, coge tu camilla y ver a tu casa. Se levantó cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos” (Mc 2, 11-12)