Que nos habite el deseo de abrir las ventanas al mar y a la solidaridad
Maria Angeles Altozano 13 de Agosto de 2024La Hoja de Caridad es una publicación que Cáritas Diocesana de Madrid publica cada primer domingo de mes en un periódico nacional, y también en la web. Esta Hoja es un inventario – por llamarlo de alguna manera- de los casos reales de las familias o personas solas que llegan a Cáritas buscando apoyo.
Se enumeran de manera breve y concisas sus situaciones y sus necesidades más básicas por si alguien quiere solidarizarse con ellas y asumir parte o el total del importe que necesitan para afrontarlas, la mayoría de las veces de manera puntual, y casi siempre sin in exceder los 400 euros. En Cáritas Madrid no se dejan casos sin atender, pero abrir una puerta a la solidaridad de otras personas es una manera de sembrar en los corazones de las personas que sí desean colaborar, que quieren, y pueden, corresponsabilizarse de parte de los problemas de nuestros vecinos y vecinas.
Pero es más que una puerta a la solidaridad. Es una ventana a la realidad. Una conocida canción de Perales nos decía que “me sorprendo leyendo la página ocho del diario, y me pregunto si es la soledad o la necesidad de comunicación o un juego lo que provoca tal situación y leo”. Y leía casos de personas que se sentían solas y querían conocer a otras personas.
En esta Hoja ‘de sociedad’, leo: “Familia formada por la madre, tres hijos y la abuela necesita ayuda para pagar dos meses de fianza y alquiler. Matrimonio sin empleo solicita ayuda para pagar el alquiler de una habitación. Persona sola necesita pagar el alquiler de la terraza donde le dejan dormir. Hombre sin empleo necesita pagar la hipoteca. Cuñada cede a su familia de tres miembros una habitación, mientras ella duerme en el sofá por el que también paga alquiler…” ¿En serio? Así, tantos y tantos casos, parecidos y siempre nuevos y distintos. La mayoría me impactan porque hablan de la falta de recursos para tener un lugar donde vivir, o a veces, solo un espacio donde dormir.
La vivienda, el problema que ‘habita’ las agendas políticas que se cierran en verano. Pero que ‘habita’ y late en los corazones inquietos de quienes no pueden pensar en dónde pasar el verano, sino el año entero. La realidad, incluso en periodo estival, tiene dos caras. Frente a noticias sobre la ocupación hotelera, el auge de apartamentos turísticos y sus precios, la falta de espacio o de dinero para tener donde un lugar digno donde dormir el resto de año. Un chapuzón de realidad.
Y me pregunto si es la falta de solidad o un mal juego del destino que tantas familias vivan en una situación de vulnerabilidad extrema, mientras otras nadan este verano en las aguas de abundancia o el poder o, en el mejor de los casos, de la ignorancia.
Ojalá lean esta ‘página ocho del diario’ para saber quiénes son las personas que están a su alrededor, en la casa del portal de al lado, durmiendo en una habitación. Que este verano nos habite el deseo de conocer, de viajar, de abrir las ventanas, al mar, sí, pero también a la solidaridad donde se asome a mirar -como en la canción- “por fin gente maravillosa”.