Primer domingo de Cuaresma: El desierto

Pilar Algarate 26 de Febrero de 2023

Lecturas: Gn 2, 7-9; 3, 1-7 / Sal 50 / Rom 5, 12-19 / Mt 4, 1-11.

Jesús acude al desierto, un lugar sin caminos para encontrar su camino. Ante tantas opciones de poder, vanidad, idolatría, codicia, egoísmo... Jesús decide ser fiel, alimentarse de la palabra del Padre y a Él solo Adorar. Ser Servidor, ser alimento, ser Pan, ese es el camino.

En este tiempo de Cuaresma se nos invita a adentrarnos en el desierto, la tierra sin huellas. Se trata de dejar atrás lo cotidiano, lo conocido, lo trillado. Ir desde los caminos apisonados, que ya se han hecho senda, carretera o incluso autopista por donde sabemos conducir apresuradamente para descubrir el descampado, el lugar sin caminos, los trazos del viento sobre la arena. En el desierto todo cambia con cada racha de viento o con cada luz del día. Todo es incierto: atravesar el desierto es tener que orientarse por las débiles señales que en cada ocasión nos sorprenden.

Si nos atrevemos a ir al desierto, al otro lado no está la soledad, lo que descubrimos no es el aislamiento del vacío. Es la palabra del Hijo que hace de las piedras panes, del protagonismo exacerbado servicio humilde, de la tentación de poder adoración. Es la palabra que en el desierto aprende a caminar como los niños: agarrados de la mano de la madre, del Misterio luminoso y protector.

LAS TENTACIONES

En este primer domingo de Cuaresma nos acercamos a la experiencia de la tentación.
Es un momento para mirar dentro de nosotros, reflexionar sobre cuáles son nuestras tentaciones y pedir al Señor que nos ayude y perdone, porque con frecuencia somos frágiles ante ellas.

La tentación siempre viene por la invitación a la riqueza, al éxito, al poder, a la seguridad. La gracia siempre nos invita a la gratuidad, el servicio, la entrega confiada en favor de los otros. Vivir en la seguridad o en la gracia es la tensión permanente, la tentación verdadera. La Cuaresma nos encara cariñosamente y nos invita a liberarnos de tantas seguridades para entrar en el terreno de la verdadera vida y gracia de Dios.

PARA LA REFLEXIÓN

Nos podemos preguntar ¿cuáles son mis tentaciones? ¿Cómo las vivo: con miedo, con dolor, indiferencia, confiado, firme? ¿Dónde me apoyo para hacerlas frente? ¿Soy asiduo en alimentarme de la Palabra de Dios?.

Jesús experimentó la soledad del desierto. ¿Cuáles son nuestras soledades en la acción caritativa? ¿Sentimos la fuerza del Espíritu en nuestro trabajo? ¿Qué clase de soledad tenemos que acompañar en nuestra acción caritativa?.

ORACIÓN
Gracias, Padre, porque nos infundes confianza y sabemos
que podemos hacer frente a las tentaciones que nos
acechan a cada paso, como: las del consumismo
desmedido que nos ciega, y nos esconde los mejores valores,
y el auténtico disfrute de la vida,
o la tentación de dominar a los demás,
de tratar de servirnos de ellos, olvidando la inigualable
satisfacción de sentirnos útiles y regalar felicidad.

Queremos superar nuestras propias debilidades y
dedicarnos, con la fuerza de tu Espíritu, a luchar contra
las injusticias que desgraciadamente padece
la mayor parte de la humanidad. Ayúdanos a superar
nuestras equivocaciones para vivir como personas
y personas creyentes.

Así podremos transmitir que tu hijo nos alegra la vida.

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