Por favor, ¡haced más! Por favor, ¡dad más!

Cáritas Madrid 5 de Abril de 2018

Estas palabras, extractadas de un discurso del Papa Francisco, animan el espíritu con el que trabaja el equipo del Ropero de la Parroquia de Ntra. Sra. del Buen Consejo y San Isidro de la Vicaría III, y el de muchas otras personas que trabajan en el voluntariado de Cáritas Madrid

Estas palabras, extractadas de un discurso del Papa Francisco, animan el espíritu con el que trabaja el equipo del Ropero de la Parroquia de Ntra. Sra. del Buen Consejo y San Isidro de la Vicaría III, y el de muchas otras personas que trabajan en el voluntariado de Cáritas Madrid.


Cáritas Madrid. 5 de abril de 2018.- Los miércoles por la tarde suelo ir a buscar a mi mujer cuando termina en su labor como voluntaria en el ropero de la parroquia de Ntra. Sra. Del Buen Consejo y San Isidro de Vicaría III. Ella ha comenzado a colaborar hace unos meses, y lo que empezó por ir dos horas los miércoles por la tarde, se ha convertido al poco tiempo, en ir también los martes por la mañana, y si es preciso, cualquiera de las otras mañanas de la semana.


Mi hija mayor se ríe de ella cuando va al ropero fuera de las horas o días previstos, porque se acuerda del rapapolvo que me echaba cuando yo llegaba tarde de mis tareas como voluntario, también en Cáritas (arrieros somos y en el camino nos encontraremos, parece pensar).


Esta circunstancia me ha hecho reflexionar sobre dos aspectos del voluntariado en Cáritas.


El primero, el intenso trabajo que realizan muchas veces los voluntarios fuera de los horarios de atención que se indica en los tablones. Trabajo anónimo pero imprescindible. En el ropero de esta parroquia, un grupo de voluntarios trabaja todas las mañanas, de lunes a jueves, y los miércoles por la tarde, aunque en el horario figura atención los martes por la mañana y los miércoles por la tarde.


Porque antes de entregar cualquier prenda hay que revisar que la ropa recibida esté en condiciones para ser entregada; que esté limpia y en buenas condiciones de uso. Algunas personas deben pensar que, porque la ropa se entregue a personas necesitadas, pueden dar cualquier cosa, aunque esté sucia o rota, pero no es así. En Cáritas sabemos lo que significa la dignidad de las personas, y desgraciadamente, hay bastante ropa que se tiene que desechar.


Pero en el ropero no se tira nada, la ropa desechada se vende al peso, y con el importe obtenido se compra ropa interior, o sábanas, o mantas, artículos que normalmente no se reciben de los donantes, pero que sí se solicitan por los usuarios.


Después, hay que clasificar por sexo y edad, y por temporada (ropa de invierno o de verano), para poder ofrecer lo que necesita cualquiera de las personas que solicita la ayuda.


Y por supuesto hay que registrar todo lo que se entrega y a quien se entrega, porque siempre hay personas dispuestas a provecharse, aunque la verdad es que son las menos. La mayoría agradece la ayuda que se les ofrece, y con la reiteración en las visitas, va creando un vínculo invisible con los voluntarios.


El segundo aspecto de mi reflexión es preguntarme ¿por qué dedicamos cada vez más tiempo a nuestras labores de voluntariado del que inicialmente teníamos previsto?


Está claro que en todo equipo se van forjando con el tiempo lazos de amistad que obligan de alguna forma a ayudar al que ayuda cuando este lo necesita. Las enfermedades, y muchas otras circunstancias de la vida que obligan a una persona a faltar en determinados momentos a esta labor de ayuda, provocan que el resto del equipo se involucre más y supla esa falta.


Pero yo creo que eso no explica totalmente por qué muchos voluntarios dedican más tiempo del que pensaban, hay otra razón, el contacto con las personas que acuden a los diferentes servicios de Cáritas, va generando poco a poco una mayor comprensión y empatía con sus necesidades, y las personas que colaboran dan más valor a la ayuda que se presta y menos valor al tiempo que se emplea.


Y en Cáritas, además, independientemente de las creencias de cada uno, influye nuestra visión desde la fe en Cristo, por la que ayudamos a hermanos nuestros, no a simples desconocidos.


Todo ello, creo yo, lleva a Manolo (responsable del ropero)y a Pilar, Laura, Carmen, Nati, Encarna, Floren y Toñi, a todo el equipo, a compartir su tiempo con alegría, sin restricciones; parece que hacen buenas las palabras del Papa Francisco en enero del año 2015: "Os pido a todos, especialmente a los que podéis hacer y dar más: Por favor, ¡haced más! Por favor, ¡dad más! Qué distinto es todo cuando sois capaces de dar vuestro tiempo, vuestros talentos y recursos a la multitud de personas que luchan y que viven en la marginación".


Ellos, con el apoyo inestimable de nuestro párroco Ángel Luis (que importante es el apoyo de los párrocos en toda la labor de Cáritas), realizan una importante labor y son un ejemplo más de todo el voluntariado de Cáritas Madrid, que, con su anónimo trabajo, colaboran para paliar las desigualdades de nuestra sociedad.


Gracias a todos.

 

 

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