"PADRE, A TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU". VIERNES SANTO

Cáritas Madrid 2 de Abril de 2021

Lecturas: Libro de Isaías (52,13–53,12). Carta a los Hebreos (4,14-16;5,7-9). Sal 30,2.6.12-13.15-16.17.25. Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan (18,1–19,42).


Hoy Jesús muere y carga con el dolor de las personas enfermas y sus familias; de los mayores solos, migrantes y refugiados, personas sin hogar… Acompañémosle.

Lecturas: Libro de Isaías (52,13–53,12). Carta a los Hebreos (4,14-16;5,7-9). Sal 30,2.6.12-13.15-16.17.25. Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan (18,1–19,42).


Hoy Jesús muere y carga con el dolor de las personas enfermas y sus familias; de los mayores solos, migrantes y refugiados, personas sin hogar… Acompañémosle.


Cáritas Madrid. 2 de abril de 2021.- El Viernes Santo es un día de ayuno, de silencio y soledad. Hoy hacemos memorial de la Pasión y la muerte de Jesús. En medio de ese dolor ponemos junto a la cruz, con un silencio sagrado, a tantas víctimas inocentes que sufren injustamente la violencia, el acoso, la pobreza o la huida de su propia tierra. 


Cuando contemplamos hoy la Pasión y muerte del Señor, es lógico que nos preguntemos: ¿era preciso tanto dolor? ¿Merecía la pena que el mismo Hijo de Dios muriera? ¿Era necesaria la muerte de Jesús para salvarnos?


La pandemia no solo ha supuesto una crisis sanitaria y de salud pública, sino que está teniendo unos efectos secundarios no menos preocupantes de una gran crisis socioeconómica que está dejando a mucha gente en la cuneta de la vida. Esta pandemia nos recuerda que no hay diferencias ni fronteras entre los que sufren: todos somos frágiles, iguales y valiosos. Es tiempo de eliminar las desigualdades, de reparar la injusticia que mina la raíz la salud de toda la humanidad. 


No queremos quedar indiferentes ante este crucificado. Desde la cruz, Él nos llama, nos mira, nos interpela. Miramos a Jesús y vemos a Dios desnudo e indefenso, doliente y abandonado, que sigue llamándonos a la comunión con él. Celebramos hoy el acontecimiento más desconcertante de la historia de la humanidad: un Dios se hace tan débil en su Hijo, que entrega en él su vida por nosotros. Tal vez celebramos a un Dios «que tanto amó al mundo, que le entregó a su propio Hijo» (Jn 3, 16). Hoy estamos ahí, con él. No importa cómo vengamos, dónde nos situemos, si como espectadores o protagonistas en este drama. Realmente no.


Durante esta tarde vamos a contemplar el misterio de la entrega total de Dios, que llega incluso a la muerte.

 

Hoy no celebramos la Eucaristía. Es experimentar la ausencia de Dios.

 

Es un día de ayuno y de abstinencia, sentir la necesidad física. La experiencia nos hace comprender mejor la situación, por ello en este día se nos pide que realmente sintamos necesidad y vivamos solidariamente con aquellas personas que están viviendo situaciones de incomprensión y sufrimiento: de necesidad.

 

En la celebración se comienza con un gesto poco habitual: el sacerdote se va a postrar delante del altar. En este gesto están recogidas todas nuestras debilidades, nuestras pobrezas, todas nuestras heridas... que solo Dios puede sanar.


ORACIÓN

Padre Nuestro, que estás en los cielos,

¡por qué te has olvidado de mí!
Te acordaste del fruto en febrero,
al llagarse su pulpa rubí.
¡Llevo abierto también mi costado,
y no quieres mirar hacia mí!

Te acordaste del negro racimo,
y lo diste al lagar carmesí;
y aventaste las hojas del álamo,
con tu aliento, en el aire sutil.
¡Y en el ancho lagar de la muerte
aun no quieres mi pecho oprimir!

Caminando vi abrir las violetas;
el falerno del viento bebí,
y he bajado, amarillos, mis párpados,
por no ver más enero ni abril.

Y he apretado la boca, anegada
de la estrofa que no he de exprimir.
¡Has herido la nube de otoño
y quieres volverte hacia mí!

Me vendió el que besó mi mejilla;
me negó por la túnica ruin.
Yo en mis versos el rostro con sangre,
como Tú sobre el paño, le di,
y en mi noche del Huerto, me han sido
Juan cobarde y el Ángel hostil.

Ha venido el cansancio infinito
a clavarse en mis ojos, al fin:
el cansancio del día que muere
y el del alba que debe venir;
¡el cansancio del cielo de estaño
y el cansancio del cielo de añil!

Ahora suelto la mártir sandalia
y las trenzas pidiendo dormir.
Y perdida en la noche, levanto
el clamor aprendido deTi:
¡Padre Nuestro, que estás en los cielos,
por qué te has olvidado de mí!

 

Gabriela Mistral, Nocturno

 

Celebración de la Pasión y Muerte del Señor junto a nuestro cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid

A las 12:00 horas, el cardenal Osoro predicará el Sermón de las Siete Palabras en la basílica de Jesús de Medinaceli (plaza de Jesús, 2), retransmitido en directo por Telemadrid con lengua de signos. La celebración de la Pasión y Muerte del Señor de la catedral dará comienzo a las 17:00 horas y podrá verse por La 2 de TVE. Después, a las 21:00 horas, se celebrará la vigilia de oración con jóvenes de cada mes, con adoración de la cruz y meditación de la Siete Palabras.


Celebración de la Pasión y Muerte del Señor junto al papa Francisco:

a las 18 horas, tendrá lugar la Celebración de la Pasión del Señor. Ese mismo día, a las 21 horas, el Pontífice presidirá el Via Crucis en la Plaza de San Pedro. Será retramsitido por La 2 de TVE. 

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