Nunca un abrazo, nunca un regalo
29 de Agosto de 2024Y os preguntaréis, ¿quién no ha recibido nunca un abrazo? ¿a quién no le han hecho nunca un regalo? Cuesta imaginarlo, mucho más de lo que cuesta abrazar con los brazos, el cuerpo y el corazón a las personas a las que apreciamos. Cuesta imaginarlo, pero es cierto.
Una joven tras el abrazo, cariñoso y sincero, con el que le daba la bienvenida una las Hermanas de las congregaciones religiosas que conforman las comunidades de vida que conviven con familias en las casas o residenciales de Cáritas Madrid, ha confesado sentirse asustada porque nunca la habían abrazado. “Siento como una presión aquí en el pecho”. Cuando le preguntaban por cómo ha vivido estos años, dónde celebraba la Navidad o su cumpleaños, ha dicho que nunca a sus veinte años ha recibido regalos en ninguna fecha especial. Nunca un abrazo, nunca un regalo.
A las Cáritas parroquiales de los barrios y a la acogida central de Cáritas diocesana de Madrid siguen llegando, haga frío o más calor, personas con necesidades materiales. Desde quienes buscan empleo, hasta quienes buscan una habitación u otros productos de primera necesidad, como ropa o alimentos. Y esto, ya os lo podéis imaginar, sobre todo en una sociedad como la madrileña donde la brecha de la desigualdad se amplía año tras año.
Pero qué pasa con la necesidad del afecto. La carencia de amor es tan importante o más que la carencia material. A Cáritas Madrid llegan muchas personas abocadas a pedir ayuda porque previamente han perdido sus redes de apoyo: no tienen un amigo que les dé trabajo, o un familiar que los acoja en casa, ni unos padres que paguen sus facturas, y por eso llaman a nuestra puerta.
Esta carencia se traduce en personas que se sienten solas. A las vivencias duras o la falta de suerte se suman otros factores como la falta de esperanza, la vergüenza o la baja autoestima. Y es en estos casos donde hay que insuflar amor para que recuperen las ganas de abrazarse a la vida. Y un abrazo ayuda y mucho. Desde el punto de vista fisiológico según los médicos, el abrazo tiene efectos beneficiosos para la salud, como evitar el envejecimiento o el insomnio, ofrecer calma, o favorecer el ingenio; y desde el punto de vista emocional sígnica que importas a alguien, que eres merecedor de amor y apoyo.
Pero ese abrazo no siempre llega. O cuando llega puede ser extraño, como para la joven en su primer abrazo. Quienes tienen carencias afectivas se sienten amenazados antes gestos generosos de amor o aprecio porque han interiorizado la idea de ‘no ser merecedoras de’. Casos como este nos recuerdan que además de en la caridad, la solidaridad o la fraternidad, tenemos que trabajar en el amor propio y ajeno. Quien pide ayuda no mendiga, no tiene nada que demostrar, no debe perder la dignidad ni agachar la cabeza.
Todas las personas merecemos dar y recibir Amor. Fundámonos en un abrazo que derrita miedos y vergüenzas, un abrazo, primero, con las duras realidades que nos rodean, y luego, con las personas que las viven y son tan merecedoras de sentirse amadas como tú.