Monseñor Vicente Martín clausura el Campo de Voluntariado de Cáritas Diocesana de Madrid: “Experiencias que siembran fraternidad”
Pilar Algarate 3 de Agosto de 2024El obispo Vicente Martín, acompañado por Juan Pedro Gutiérrez, vicario episcopal de la Vicaría I, y la Dirección de Cáritas Madrid, visitó a los jóvenes participantes del Campo de Voluntariado, interesándose por las personas involucradas en las diversas actividades.
Sembrando solidaridad en la Sierra de Madrid
Durante dos semanas, Cáritas Diocesana de Madrid, en colaboración con la parroquia de La Hiruela y la Puebla de la Sierra, gestionada por los Clérigos de San Viator, organizó un Campo de Voluntariado. Catorce jóvenes de Madrid, Bilbao, Barcelona, Roma (Italia) y Castelo Branco (Portugal) participaron en esta enriquecedora experiencia.
En estas dos semanas, los voluntarios realizaron actividades de ocio y tiempo libre con niños y niñas en dos campamentos de Cáritas Madrid. Además, durante siete días, llevaron a cabo actividades con personas mayores, apoyaron al párroco y participaron en un programa de radio en los pueblos de La Hiruela y la Puebla de la Sierra.
Creando puentes
Los jóvenes fueron recibidos por los alcaldes de ambos pueblos, quienes valoraron positivamente la creación de redes entre las Parroquias, los Municipios y Cáritas, en beneficio de las personas residentes. La fiesta final, organizada por los niños y niñas, tuvo como tema las Olimpiadas, con un enfoque solidario. Fue un momento de encuentro y agradecimiento, donde las personas mayores expresaron su tristeza al despedirse de los jóvenes voluntarios.
Experiencia compartida entre Cáritas diocesana de Madrid, Clérigos de San Viator, Archidiócesis de Madrid con la colaboración de los municipios de La Hiruela y La Puebla de la Sierra.
Comida fraterna
La comida fue un momento especial, simbolizando el milagro de los panes y los peces, como destacó el Obispo. Cada familia aportó un plato para compartir, creando un espacio de encuentro no solo para las familias de los más pequeños y las personas mayores, sino también para las familias de los jóvenes voluntarios que se acercaron a conocer la labor que estaban realizando sus hijos.
Un aprendizaje conjunto
Los jóvenes evaluaron la experiencia, destacando la visita al proyecto de personas sin hogar, CEDIA, y la importancia de trabajar juntos para crear comunidad y unión. Los momentos compartidos con las personas mayores fueron especialmente significativos, aprendiendo de ellos y sintiéndose escuchados e importantes. También resaltaron el aprendizaje de la paciencia y la comprensión de realidades diferentes a las suyas.
“No siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas para cambiar la realidad”
La jornada concluyó con una Eucaristía presidida por Vicente Martín, donde se dio gracias a Dios por todo lo vivido. En la homilía y los testimonios de los jóvenes resonó la palabra “fraternidad compartida”, subrayando la importancia del trabajo en red para crear puentes de solidaridad y hacer de este mundo un lugar más solidario. El Obispo concluyó diciendo: «No siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas para cambiar la realidad de nuestros pueblos como ha sucedido estos días». Fue un momento muy emotivo para todos, agradeciendo a Dios por el impacto positivo en cada uno de los participantes.