Monseñor Cobo pide un "plan integral de acogida a refugiados y migrantes a todos los niveles: desde el nacional al europeo"

Cáritas Madrid 30 de Septiembre de 2019

"Si pedimos a los migrantes que entren ordenadamente y con regularidad, hemos de organizar la acogida legalmente. Necesitamos un plan integral de acogida a todos los niveles, desde el europeo al nacional", señaló el obiso auxiliar de Madrid, José Cobo, tras la Marcha Solidaria "Compartiendo el Viaje" junto a migrantes y refugiados de Madrid.

"Si pedimos a los migrantes que entren ordenadamente y con regularidad, hemos de organizar la acogida legalmente. Necesitamos un Plan Integral de Acogida a todos los niveles, desde el europeo al nacional. Un Plan que desarrolle los pactos globales que impulsa la Iglesia y que como conocéis fluyen en torno a las acciones de acoger, proteger, promover e integrar", señaló el obiso auxiliar de Madrid, José Cobo, tras la Marcha Solidaria "Compartiendo el Viaje" junto a migrantes y refugiados, organizada por la Iglesia Diocesana de Madrid con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado.

 

 

 

ASÍ FUE LA MARCHA SOLIDARIA "COMPARTIENDO EL VIAJE" CON MIGRANTES Y REFUGIADOS


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Cáritas Madrid. 30 de septiembre de 2019.- La Marcha Solidaria “Compartiendo el Viaje” junto a migrantes y refugiados recorrió el sábado las calles de Madrid desde la Catedral de la Almudena hasta la Basílica de Jesús de Medinaceli, donde el obispo auxiliar, monseñor José Cobo, pronunció unas palabras con las que se puso broche final a la marcha convocada con motivo de la Jornada Mundial de Migrante y el Refugiado, del 29 de septiembre.

Monseñor Cobo explicó que este año “se cumple el 80 aniversario de la vuelta de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli desde Ginebra, al término de la guerra civil (1939-2019). A su regreso, la imagen fue llevada en procesión desde el monasterio de la Encarnación hasta la basílica de Jesús de Medinaceli (Plaza de Jesús, 2)”. Explicó que el Cristo de Medinaceli pasó por Marruecos, Tetuán, Ceuta, Gibraltar y Sevilla. Hubo que pagar al rey Mukey su rescate, que costó su peso en oro. “La leyenda asegura que la balanza se equilibró exactamente cuando se acumularon treinta monedas2, explicó.

La imagen llegó a Madrid en el verano de 1682. “Es una imagen peregrina que es reflejo de la vida de nuestra gente y nuestro mundo. Es espejo donde podemos ver a tantos hombres y mujeres que han recorrido ese mismo camino: Cristo siempre acoge y encarna la vida de sus hermanos”, afirmó José Cobo ante una basílica repleta de personas llegadas de diferentes partes del mundo.

 

VENERAMOS A CRISTO...
“Veneramos a Cristo rescatado y aquí le presentamos a tantos que necesitan rescate. A los que están esperando salir de otros países huyendo de infamias, de mutilaciones”, afimó. “Él sabe muy bien lo que es eso y cómo desde cada país, en su desigualdad y angustia, se mira al nuestro como única salvación.

“Veneramos a Cristo rescatado. El lo fue por unas monedas”, continuó.
“Queremos aprender a reconocerle en tantos que son comprados por unas monedas. Las de los mercados, las de las mafias, las de los que usan sus países como lugares de expropiación de materias primas o como basureros de residuos de nuestras economías. Aún para muchos, las personas y los problemas solo tienen valor si igualan su peso a lo que cuesta o lo que nos cuesta a nosotros pagar. Para muchos solo hay rescate si compensa económicamente”, continuó.
“Agradecemos a quienes lo liberaron y a quienes hoy hacen puentes, hospitalidad y justicia para tantos. Aunque nos llamen tontos o aunque tengamos que trabajar por desbloquear del miedo a nuestros vecinos. La mirada vulnerable de Cristo seguro nos ayuda”.
Cobo explicó que la marcha “nos ha visibilizado y también nos ha recordado que este camino se recorre juntos por la senda que Cristo ha abierto”; un camino en el que el Papa está la cabeza”.

 

SOBRE LOS MUROS
“No queremos las sendas que llevan a construir muros. La Iglesia con este Cristo que ha atravesado fronteras no reconoce los muros que matan a las personas y que aíslan a otros en una injusta seguridad, mientras condenan a muerte a los que padecen las consecuencias del tipo de vida que llevamos. La Iglesia es puente porque no somos una Iglesia en esta parte del mundo y otra Iglesia en otra parte. Es la única Iglesia que camina aquí y allí con Cristo humillado a la cabeza aquí y allí”, apuntó.
Monseñor Cobo continuó dando gracias al Señor “porque sigues enseñándonos el secreto de la vida en medio de un mundo que le cuesta verlo. Gracias por enseñarnos a mirar”, aseguró.
“Si miramos como tú, de repente el migrante, como dice el Papa no es solo migrante. No es un problema. No es una amenaza. No es algo para que otros hagan. Es Cristo que llama a las puertas de la vieja Europa y viene esperando ser rescatado de tantas profanaciones que se hacen en las personas que rechazamos o descartamos porque no queremos mirarlas”.

 

APRENDER A MIRAR
“Ante Cristo rescatado solo podemos decir a quien tenga dudas que mire por los ojos de este rescatado, que ha pasado por ahí y que lean el Evangelio. Que se acerquen a los centros de acogida y recojan las lágrimas y las historias de los que llegan”, afirmó.
“El hecho es que muchos que suelen estar siempre al servicio del poder, nos han cerrado los ojos para que en los caminos de la emigración no veamos a cada historia, no veamos sus sufrimientos, no nos afecte su vulnerabilidad, olvidemos del todo sus días de hambre y no nos importunen las heridas abiertas en sus cuerpos y en su espíritu.
Muchos se obstinan en que veamos no a una humanidad necesitada de justicia y de futuro, sino que se empeñan en ver con otros ojos que solo ven a irregulares, a ilegales, a indocumentados, a posibles terroristas”, añadió.

 

CAMBIAR EL CORAZÓN
Nuestro obispo auxiliar habló entonces de cómo “cambiar el corazón”: “Gracias por tu mirada que nos llama a cambiar el corazón. Necesitamos personas y comunidades que trabajen por concienciar a nuestro mundo y eliminar el miedo que da la llegada de los que vienen huyendo. Gracias a los que desde la vulnerabilidad sois llamada a cambiar el corazón”.
“Danos Señor tus ojos para mirar por ellos y no por otros”, añadió.

 

GRACIAS A LOS QUE RESCATAN A CRISTO
“Está en juego nuestra humanidad y nuestra fe”, afirmó. “Cristo rescatado, caminante, arrojado y vulnerable pide caminantes que sigan rescatándole en sus hermanos. En un mundo que en ocasiones se presenta roto y resquebrajado estamos llamados a edificar esos puentes de rescate de los que el Papa no se cansa de proponer y habéis comenzado a desplegar. Tendremos que tender puentes humanos entre lo legal y lo ilegal, entre lo puro y lo impuro, la seguridad y el miedo, la calidad de vida y la desigualdad.
“Gracias por quienes hacen de la hospitalidad una escalera que llega a Dios. Un lugar de ángeles. Y recordáis con Cristo que la Hospitalidad es sagrada. Conectáis el cielo y la tierra”, aseguró. Monseñor también dio las gracias a “los que dais pasos concretos. Pasos que rescatan a Cristo creando centros de formación de menores sin tutelar, albergues y propuestas de acogida a familias que permitan convivir en paz”.

 

 

UN PLAN INTREGRAL DE ACOGIDA
Cobo reclamó entones un “plan integral de acogida”. Y explicó que “si pedimos a los inmigrantes que entren ordenadamente y con regularidad, hemos de organizar la acogida legalmente. Si cerramos puertas otros arbitran puertas traseras de la injusticia y que engordan nuestro sistema de vida, donde queremos globalizar todo menos la responsabilidad. Necesitamos un plan integral de acogida a todos los niveles desde el europeo al nacional. Un Plan que desarrolle los pactos globales, que impulse la Iglesia y que fluya en torno a las acciones de acoger, proteger, promover e integrar”.
El obispo auxiliar también animo a todos a caminar abriendo espacios, “como estamos haciendo en las parroquias”: “Necesitamos algunos espacios más que sigan haciendo la primera acogida y una red de educación a los menores, de integración a las familias que llegan a una Europa envejecida y en un hondo invierno demográfico.”

 

 

ACOGIENDO SE ABRE EL CORAZÓN
Aunque señaló que “aún queda mucho por caminar”, monseñor Cobo siguió dando las gracias a todos aquellos que ponen su granito de arena: “Gracias hermanos por caminar juntos, gracias a cuantos caminan para que se una el cielo y la tierra por medio de la acogida y la hospitalidad, gracias a los que compartís viaje. Y gracias a cada migrante, que como Cristo llamáis a esta sociedad y nos ayudáis a convertirnos de nuestras comodidades; nos ayudáis a abrir el corazón y a aprender que acogiendo es como se abre el corazón”. “Cristo triunfó. Rescatado está en el corazón de Madrid. Con el triunfará el rescate a la humanidad y la fe”, señaló.

Monseñor Cobo quiso terminar dando las gracias “por los que desde el servicio siguen siendo luces de esperanza en nuestro mundo para decirnos que la humanidad y la hospitalidad desde la fe en ti ayudará a construir el reino que tu sueñas y empujas. Y gracias por los que nuestra oración y compromiso miran desde los ojos de este Cristo al mundo y a los hermanos”.

 

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