Mi yugo es llevadero y mi carga ligera

Pilar Algarate 9 de Julio de 2023

Lecturas del XIV Domingo del Tiempo Ordinario: Primera lectura: Lectura de la profecía de Zacarías 9, 9-10. Segunda lectura: carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 9. 11-13. Santo evangelio según san Mateo 11, 25-30.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, Jesús exclamó: "¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.

El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre; nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera''.

Palabras del Santo Padre

El Señor no reserva esta frase para alguien, sino que la dirige a “todos” los que están cansados y oprimidos por la vida. ¿Y quién puede sentirse excluido en esta invitación? Jesús sabe cuánto puede pesar la vida. Sabe que muchas cosas cansan al corazón: desilusiones y heridas del pasado, pesos que hay que cargar e injusticias que hay que soportar en el presente, incertidumbres y preocupaciones por el futuro. Ante todo esto, la primera palabra de Jesús es una invitación a moverse y reaccionar: “venid”. El error, cuando las cosas van mal, es permanecer donde se está, tumbado ahí. Parece evidente, pero ¡qué difícil es reaccionar y abrirse! No es fácil. En los momentos oscuros surge de manera natural estar con uno mismo, pensar en cuánto sea injusta la vida, en cuánto son ingratos los demás y qué malo es el mundo y demás. Algunas veces hemos padecido esta fea experiencia. Pero así, cerrados dentro de nosotros, vemos todo negro. Entonces incluso llega a familiarizarse con la tristeza, que se hace de casa: esa tristeza que nos postra, es una cosa fea esta tristeza. Jesús en cambio quiere sacarnos fuera de estas “arenas movedizas” y por eso dice a cada uno: “¡ven!” —“¿Quién?”— “tú, tú, tú...”. La vía de salida está en la relación, en tender la mano y en levantar la mirada hacia quien nos ama de verdad.  (Ángelus, 9 julio 2017)

Texto para la reflexión: El Corazón más hermoso

Una historia que nos enseña a entregarlo todo sin esperar nada a cambio.

Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el corazón mas hermoso de toda la comarca.

Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en el ni máculas ni rasguños.

Coincidieron todos que era el corazón más hermoso que hubieran visto. Al verse admirado el joven se sintió más orgulloso aun, y con mayor fervor aseguro poseer el corazón mas hermoso de todo el vasto lugar.

De pronto un anciano se acerco y dijo: "¿Por qué dices eso, si tu corazón no es tan hermoso como el mío?" Sorprendidos, la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, este estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y estos habían sido reemplazados por otros que no correspondían, pues se veían bordes y aristas irregulares en su derredor.

Es mas, había lugares con huecos, donde faltaban trozos profundos. La mirada de la gente se sobrecogió, ¿Cómo puede el decir que su corazón es mas hermoso?, pensaron...

El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír.

- "Debes estar bromeando", dijo. "Comparar tu corazón con el mío... El mío es perfecto. En cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor."

- "Es cierto", dijo el anciano, "tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo... Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mí corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos compartido."

"Hubo oportunidades, en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos - dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día tal vez regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón."

- "¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?".

El joven permaneció en silencio, lagrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y con el tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldo, pero no a la perfección. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes.

El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho mas hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.

Y tu corazón... ¿cómo es?

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