“Mi padre era un arameo errante…”

Cáritas Madrid 17 de Enero de 2018

La Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado 2018 en el proyecto de personas sin hogar de Cáritas Madrid (CEDIA)

La Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado 2018 en el proyecto de personas sin hogar de Cáritas Madrid (CEDIA).


Cáritas Madrid. 17 de enero de 2018.- Durante el año 2017, personas de más de ochenta nacionalidades fueron atendidas en el proyecto de personas sin horgar de Cáritas Madrid (CEDIA).


Procedían de lugares que todos tenemos en mente, de los que sabemos que son países de los, en el pasado, o actualmente, procede un flujo migratorio importante: Ecuador, Rumanía, Camerún… Pero también de lugares tan exóticos como Mongolia o Georgia. Constituían la mitad de las personas que pasaron por CEDIA el año pasado.


La presencia de estas personas son un recordatorio de los inmenso flujos migratorios,  un signo de nuestros tiempo, como decía Benedicto XVI: a día de hoy, hay 232 millones de personas migrantes; más de 65 millones de personas se han visto forzadas a abandonar su hogar por causa de un conflicto o de un desastre natural; 21 millones de personas son refugiadas; 38 millones de personas son refugiadas internas. Sólo en 2016, en el Mediterráneo murieron 5000 personas.


En todos los casos nos encontramos con procesos parecidos: viajes desde sus países de origen, a veces con grave riesgo para su vida y su salud; sueños rotos de trabajo y bienestar; aislamiento, ruptura de redes sociales; exclusión social. Muy lejos de un empleo y un hogar, se encuentran en la calle. Además, en numerosos casos, en situación administrativa irregular, lo cual merma aún más sus derechos, llegado a poder darse el caso de ser internados en el CIE e, incluso, expulsados del país. 


Sin embargo, desde los mismos albores de la historia nos encontramos con que la movilidad humana fue un hecho, tal y como refleja la Biblia:  desde la llamada recibida por Abraham, el Éxodo en Egipto, el pueblo de Israel vagando por el desierto, la huida de la Sagrada Familia a Egipto.


El emigrante, el refugiado, la persona que huye de la pobreza o de la guerra, nos interpelan: ¿Quién es mi familia? ¿Cómo nos ha creado Dios? ¿Cuádo te vimos forastero y te acogimos? ¿Con quién comparte su mesa Jesús? ¿está todo conectado?, se pregunta, nos pregunta, Alberto Ares, SJ. La respuesta ya nos fue dada: “Fui extranjero y me acogiste” (Mt 25, 35).

 

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