Merece la pena dar pasos, atrevernos a dejar atrás la tiniebla de una vida que no aporta plenitud, para acoger a Cristo como luz, guía y fuente de vida

Cáritas Madrid 11 de Marzo de 2018

Lecturas del Cuarto domingo de Cuaresma:  2Cro 36, 14-16.19-23; Sal. 136; Ef 2, 4-10; Jn 3, 14-21

Lecturas del Cuarto domingo de Cuaresma:  2Cro 36, 14-16.19-23; Sal. 136; Ef 2, 4-10; Jn 3, 14-21.

 

Cáritas Madrid. 11 de marzo de 2018.- En este nuestro caminar hacia la Pascua, cuando muchos datos de la realidad parecen hablarnos del dominio de la muerte, el Padre Dios nos convoca para recordarnos y celebrar que lo suyo, su última palabra, es la vida y la vida plena para todos.

 

Es un domingo que busca alentar nuestra esperanza y nuestra alegría y así animar nuestro caminar en este tiempo de despojo, de conversión, de renovación personal y comunitaria, de "nacer de nuevo" al aire del Espíritu.

 

Merece la pena dar pasos, atrevernos a dejar atrás la tiniebla de una vida que no aporta plenitud, para acoger a Cristo como luz, guía y fuente de vida. Tenemos motivos de alegría.

 

Nuestro Dios es constante y fiel a su proyecto de amor para con los hombres. A pesar de nuestras infidelidades nos sigue regalando con profestas que traen su voz Jesucristo, levantando en una cruz por amor, nos ha dado una fuente de luz y de vida. Que sepamos abrirnos caminos a la vida eterna, tu vida en nosotros.

 

Te vamos a dar gracias, Señor, parafraseando unas palabras del poeta Gerardo Diego:

 

Estaban mis ojos cansados de tanto ver luz pero sin ver y caminaba por la luminosidad del mundo, que es realmente oscuridad, como un ciego que se creía ver.

 

Tú, Señor, que diste vista al ciego, y a Nicodemo también, has filtrado en nuestras secas pupilas dos gotas frescas de fe con la asamblea, la palabra y la vida entrega de tu Hijo.

 

Por eso, Señor, porque te he visto, porque quiero volverte a ver, no solo quiero creer, sino que creo que creo, pues por Ti me siento querido, acompañado e iluminado, y así espero vivir la vida con más esperanza y fraternidad.

 

Gracias, Señor.

Volver