Madrid se moviliza por las personas sin hogar

Cáritas Madrid 24 de Noviembre de 2017

Este jueves, cientos de personas y más de 30 entidades sociales que, día a día, acogen y acompañan a las personas sin hogar han participado en el acto público que se ha celebrado con motivo del Día de las personas sin hogar en Madrid

Cáritas Madrid. 24 de noviembre de 2017.- Este jueves, cientos de personas y más de 30 entidades sociales que, día a día, acogen y acompañan a las personas sin hogar han participado en el acto público que se ha celebrado con motivo del Día de las personas sin hogar en Madrid. Convocada por FACIAM (Federación de Asociaciones de Centros para la Integración y Ayuda a Marginados) y Cáritas Española, la jornada ha comenzado puntual, a las 10:00 horas, con un desayuno de prensa en la Librería San Pablo, asentada en la concurrida plaza de Jacinto Benavente. El almuerzo ha sido servido, con delicadeza y cuidado, por la empresa de inserción CARIFOOD, promovida por la Fundación Labora y apoyada por Cáritas Madrid.

 

Un encuentro diferente, celebrado en torno a una mesa presidida por Victoria y Daniel, dos personas que –por diferentes razones– se vieron obligadas a vivir en la calle. Los dos han puesto rostro a las más de 3.000 personas que, día a día, se encuentran en las calles de Madrid. A su lado, Rosalía Portela, presidenta de FACIAM, y Enrique Domínguez, responsable de la campaña de Personas sin hogar en Cáritas Española. Y, en medio, Mª Ángeles López, directora editorial de San Pablo, que ha sido la encargada de moderar la mesa.


Somos personas, tenemos derechos. Nadie Sin Hogar

El lema –Somos personas, tenemos derechos. Nadie Sin Hogar– es una declaración de intenciones que pretende, un año más, defender los derechos de las personas sin hogar. Victoria, peruana de 55 años, ha contado las circunstancias que le llevaron a vivir, durante cuatro meses y en situaciones muy duras, en la calle. Maestra de profesión y máster en Dirección de Empresas, salió de su país con una situación complicada con el deseo de encontrar aquí una mejora económica. «Mi hija estaba delicada de salud y, como los medicamentos eran demasiados caros, decidí salir de Perú. Fui a Canadá, pero no tenía la documentación necesaria y, como era ilegal, me vine a España». Sin embargo, la situación aquí empeoró… «No tenía lugar para dormir, traté de incorporarme a la sociedad y me encontré en situación de calle durante cuatro meses, durmiendo en un arbusto y escondida de otras personas de la calle». Victoria subraya que no consume drogas ni alcohol, y que su única meta es trabajar. «A los cuatro meses de vivir en la calle, me recogió el SAMUR y ahora trato de salir adelante para incorporarme a la sociedad», ha reconocido. Lo más duro de vivir en la calle, confiesa, es la indiferencia: «Piensan que eres yonqui o un ladrón, y que puedes aceptar cualquier cosa porque estés en la calle».

 

Daniel, a su lado, sentía cada una de las palabras que su compañera deja caer sobre la mirada atenta de todos los presentes. Dani tiene 26 años, pero guarda, en su mirada, la inocencia de un chico que aún no ha saboreado el inmenso milagro del vivir. «Llegué a Madrid en 2012 por circunstancias familiares y económicas desfavorables. Antes estuve en la calle durante un mes». Daniel ha incidido en que, detrás de cada persona que vive en la calle, hay una razón; y su testimonio rubrica su sentir: «Me volví a ver en una situación de calle porque tengo una cardiopatía congénita y tengo un stent en el corazón». El miedo es el principal factor que ha encontrado en su camino, «por lo que puedan llegar a pensar que eres» y «porque son muchas las caras que te ven pero, en realidad, ninguna te ve», asevera. Sin embargo, su formación como camarero, sus estudios universitarios de Administración y Dirección de Empresas, el apoyo que está recibiendo de distintas entidades de Cáritas y sus ganas de vivir le animan a seguir para adelante. «Si pudiera pedir tres cosas, pensando que me las van a conceder, pediría un hogar, una formación  y tener salud»


«La salida de la calle es tremendamente dificultosa»

Rosalía Portela, por su parte, ha reconocido «descubrirse» ante los testimonios de Victoria y de Daniel, «por la valentía, la naturalidad y lo bien que habéis expuesto vuestra situación y que podemos extrapolar a miles de personas». En su intervención, la presidenta de FACIAM ha destacado que «en esta igualdad que estamos visibilizando ahora, todos sentados en torno a una mesa y compartiendo un diálogo, faltaría la equidad». Y en esa gran diferencia, centrada en una historia de derecho y responsabilidad, ha señalado que «a la calle se llega de múltiples maneras, pero la salida es tremendamente dificultosa».


Rostros con nombres y apellidos

En cuanto al mensaje de la campaña de este año, Enrique Domínguez ha destacado que quiere poner en valor y sensibilizar sobre algo que puede parecer obvio pero que, en la realidad cotidiana, no lo es tanto: «Los derechos de las personas en situación de sin hogar». De esta manera, «se quiere hacer desde una triple vertiente: hacer visible las dificultades que se encuentran cada día, denunciar las vulneraciones de derechos que sufren y recordar que los Derechos Humanos suponen una responsabilidad compartida».

 

Domínguez ha revelado que, por más que parezcan afirmaciones evidentes, la realidad cotidiana nos presenta otra cara, debido a «la invisibilidad que no nos permite reconocer a las personas sin hogar, las dificultades en el acceso y ejercicio de sus derechos, y la propia realidad de la existencia del sinhogarismo, encarnada en miles de rostros concretos que nos interpelan».

Y ahora,  «animaos a hacer un espacio a estas realidades» hasta que las cuenten «con nombres y apellidos, con carne», y «rompamos los estereotipos que pesan sobre las personas sin hogar y reclamando a las administraciones las medidas que tienen que tomar». Con estas palabras, ha cerrado Mª Ángeles Romero el desayuno informativo.

 

Portela, además, ha enumerado los distintos perfiles de personas que se encuentran en situación de sin hogar (en situación de calle o sin vivienda, alojados en diferentes centros y recursos), una cifra que, como ha reconocido, «se amplía exponencialmente si hablamos de personas que residen en una vivienda insegura o inadecuada». Y, en ese horizonte, «nos encontramos con mujeres, hombres, jóvenes, adultos, mayores o inmigrantes a quienes, en un momento, les cambió la vida y se encontraron viviendo en la calle».

 

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Fuente: www.archimadrid.org

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