Luis Aranguren, en la Jornada Social Diocesana: “Vivamos una espiritualidad de ojos abiertos”

Cáritas Madrid 25 de Noviembre de 2019

Bajo el título, “Qué puedo hacer por ti? Cristinanismo comprometido con el mundo”, Luis Aranguren, doctor en Filosofía y licenciado en Teología, reflexionó el proceso diocesano señalado por el cardenal Osoro en su carta pastoral de comienzo de curso.



Cáritas Madrid. 25 de noviembre de 2019.- El sábado celebramos la Jornada Social Diocesana en el Seminario Conciliar de Madrid. Bajo el título, “Qué puedo hacer por ti? Cristinanismo comprometido con el mundo”, Luis Aranguren, doctor en Filosofía y licenciado en Teología, reflexionó el proceso diocesano señalado por el cardenal Osoro en su carta pastoral de comienzo de curso y  la necesidad de que seamos discípulos misioneros, tal como nos invita el cardenal.  “Ser compasivo con el descartado del sistema obliga a mirar los mecanismos excluyentes de este sistema”. A partir de esta afirmación, Aranguren habló sobre nuestra llamada a transformar la sociedad “en favor del mundo de Dios”.



La compasión

También reflexionó sobre cómo debe ser la “espiritualidad cristiano del siglo XXI” y en este sentido señaló la necesidad de estar “enamorados de la vida recibida, regalada”. Desde este punto, Aranguren habló sobre el concepto de “compasión”: de la “compasión vivida desde el amor recibido” y su unión al concepto de justicia y cómo ésta ligada a la experiencia del dolor, de la injusticia, del sentirse afectado por el sufrimiento del otro. Y desde ahí, Aranguren llamó a vivir desde la “espiritualidad de ojos abiertos”.

Analizó la Carta Pastoral para el inicio de curso de nuestro cardenal, arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y desde ella, trató temas de actualidad como la situación de las personas sin hogar, la Ley de Extranjería o la Jornada del Migrante…


"Nuestra cita cotidiana"

Aranguren concluyó señalando que “el mundo, el barrio, la calle, el hospital, lo pobres, son el lugar de encuentro con Dios. Al templo hay que acudir, sí, pero con los deberes hechos, o al menos con los deberes intentados. Y esos deberes nos hablan de nuestra cita cotidiana con la gente que sufre. Una cita que se da en la vida cotidiana”.


Por último, se despidió con un deseo: “Que en nuestro compromiso social y cristiano no perdamos de vista las oportunidades que tenemos de hacer posible que los pobres ocupen su lugar de eminente dignidad; también así estaremos dejando sitio a Dios en nuestras vidas y en el mundo”.

 


 

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