Los mayores de Usera visitan la Real Basílica de San Francisco El Grande

Cáritas Madrid 25 de Abril de 2019

Un grupo de Cáritas Vicaría V ha visitado la iglesia de San Francisco El Grande: una excursión llena de sorpresas y recuerdos. Así nos lo cuenta Beatriz, una de las asistentes


Un grupo de Cáritas Vicaría V ha visitado la iglesia de San Francisco El Grande: una excursión llena de sorpresas y recuerdos. Así nos lo cuenta Beatriz, una de las asistentes


Cáritas Madrid. 25 de abril de 2019-  Subimos expectantes los seis escalones que nos separaban de San Francisco El Grande, una iglesia delante de la que hemos pasado miles de veces, andando o en el autobús de nuestro barrio, pero por las dichosas prisas, a la que nunca habíamos entrado.

En el vestíbulo ya vimos algo precioso: las siete puertas que dan a él, ¡qué tallas más primorosas tienen! y cuando entramos, ¡oh! su suntuosa decoración interior nos sorprendió, ¡qué magnificencia!


Esperamos unos minutos al guía que nos fue relatando y enseñando todo al detalle, desde el suelo, los 72 m de altura por 33 m de diámetro de la cúpula; su linterna, los mármoles de Carrara, los frescos de las paredes, las escaleras de los púlpitos, las vidrieras tan atractivas, la sillería. Luego pasamos a la sacristía igualmente trabajada con excelencia. Entre sus 151 cuadros, de Zurbarán, de Goya y otros, la verdad, no sé cual me gusta más, ¡cuánta belleza!

Al poder contemplar su interior y dándote una vuelta de 180 grados sobre ti mismo, ves el Horror vacui que tenían sus decoradores y eso te lleva a recordar el arte bizantino. Los doce apóstoles que están en los pilares de los arcos de medio punto que dan acceso a las capillas, impresionan por su altura, dos metros y medio, subidos a un alto pedestal, todo de mármol magistralmente esculpido. San Mateo, tan elegante, está realizado por el valenciano Mariano Benlliure y se nota

 

Antes de marcharnos, nos dieron permiso para hacernos una fotografía en el altar Mayor y así quedarnos un recuerdo de este maravilloso día. Allí estamos todos con nuestra mejor sonrisa.

Una vez en la calle, nos quedaba un clásico, ¡nuestro café! que tomamos en una antigua cafetería de la calle Bailen y, claro, allí fueron nuestros entusiasmados comentarios ¡Hasta la próxima!

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