Lo que no se mide en cifras…

¿Qué es lo que no se evalúa con números y cifras? Nos los dicen desde Cáritas Vicaría II cuando nos hablan sobre la valoración de una de las iniciativas que se lleva a cabo en los Arciprestazgos de San Blas y La Blanca.

Se trata del Espacio de apoyo sociocomunitario para adultos de la zona, a partir del cual se gestionan grupos como el de materno infantil, autoestima, habilidades domésticas, alfabetización, costura o castellano; así como otras actividades de ocio y tiempo libre.

Han hecho una evaluación de lo que fue el último años. El resultado podría medirse en cifras, cuantitativamente, por número de asistentes, número de actividades organizadas, número de personas que participan o cómo valoran las acciones del 1 al 10. Pero ¿hablan las cifras de las emociones, del proceso de una persona que llega sin redes de apoyo y encuentra un ‘hogar’?, ¿hablan las cifras de cómo deja alguien de sentirse solo?, ¿hablan las cifras de amor?

No. Por eso la evaluación de este proyecto la hacemos desde el lado cualitativo. De lo que late en la persona antes, durante y después de pasar por los proyectos y programas. Se trata, nos dicen, de cómo muestran sus sonrisas cuando disfrutan de actividades de ocio en grupo; se trata del brillo de sus ojos.

Desde la acogida parroquial - donde llega la persona por primera vez temerosa e insegura - hasta la participación en los espacios a las que se deriva la línea de la autoestima, seguridad, confianza y felicidad es claramente ascendente. Lo vemos en la actitud. Nos lo cuentan ellas.

Convertir el compromiso social en una familia no podemos medirlo en cifras, pero sabemos que es una ecuación certera.