“A las mujeres les aconsejo que no se achanten nunca. Que vayan muy derechas, porque por la vida hay que ir muy derecha y con los pies en el suelo"

Cáritas Madrid 8 de Marzo de 2020

Aurora tiene 78 años, nació en Madrid y tiene tres hijos. La vida le ha obligado en más de una ocasión a sacar fuerzas de donde ya creía que no había.  En los últimos años ha encontrado compañía y comprensión en el Centro de día para mujeres Alonso Cano. Con motivo del 8M comparte su historia: un relato de superación diaria.

 

Aurora tiene 78 años, nació en Madrid y tiene tres hijos. La vida le ha obligado en más de una ocasión a sacar fuerzas de donde ya creía que no había.  En los últimos años ha encontrado compañía y comprensión en el Centro de día para mujeres Alonso Cano. Con motivo del 8M comparte su historia: un relato de superación diaria.




Cáritas Madrid. 8 de marzo de 2020.- A Aurora la vida no se lo ha puesto fácil. Es viuda de un hombre cuyos celos y discusiones marcaron su matrimonio. Es también madre de tres hijos, dos chicos y una chica. Los dos varones cayeron en la droga en los terribles años 80 con resultados fatales: el mayor quedó tetrapléjico y el menor, el niño de sus ojos, falleció después de pasar más de diez años en la cárcel y, otros tantos, enfermo.

 

Su hija y sobre todo su nieta son ahora su alegría. A sus 78 años y después de una vida que ella califica de “regular”, Aurora tiene mucho que decir a todas las mujeres. “A las niñas, como mi nieta, que tiene 18 años, les digo que sean ellas mismas, que no se dejen mandar ni controlar, que si un chico les pide ver su móvil que le digan que mire el de su madre”. “A las mujeres, como mi hija, les aconsejo que no se achanten nunca en la vida. Que vayan muy derechas, porque por la vida hay que ir muy derecha y con los pies en el suelo. Que trabajen y que se ganen la vida… Que todos los días no se tienen 20 euros en el bolsillo porque hay que trabajar honradamente para sacarlos, pero si un día no los tienen, no tienen que acomplejarse. Que nunca se hagan de menos, porque no son menos que nadie y menos aún ellas, que son mujeres”, afirma.

 

Si Aurora tiene este discurso fuerte y directo es porque ella ha sido así siempre. Tuvo que enfrentarse a su marido para poder trabajar en un restaurante cuando empezó a ver que con el trabajo de él no llegaban a fin de mes y que si él faltaba no iba a poder sobrevivir. Ganarse su sueldo le costó insultos, peleas e incluso que su marido la vigilara cuando iba de su casa al trabajo y del trabajo a su casa. Cuando falleció, Aurora, que entonces tenía 42 años, se quedó sin acceso a ninguna pensión y con tres bocas que alimentar, pero lo que es peor, es que vio cómo la droga le arrebataba a sus niños con solo 16 y 21 años.


Aurora dedicó los siguientes treinta y cinco años de su vida a sacar adelante a su familia, visitar a sus hijos cuando estuvieron presos y cuidarles cuando enfermaron. En la actualidad vive con el mayor y ha recuperado su vida: dedica todas las mañanas a coser, a participar en talleres y realizar actividades y excursiones junto a otras mujeres del Centro de Día para mujeres Alonso Cano de Cáritas Diocesana de Madrid. En el Centro, Aurora ha encontrado amistades, comprensión y alegría; y ha conocido lugares como Segovia o El Escorial, que confiesa que si no hubiera sido por Cáritas nunca hubiera visitado. “Allí estoy a gusto”, afirma.

 

 

 

 

 

 

 

Volver