Lágrimas
17 de Diciembre de 2024Por Santos Urías
Buscaba, como quien busca una tabla de salvación, un punto al que aferrarse, una playa donde rasgar la arena. El viento de la vida la había zarandeado como a una marioneta con las cuerdas enredadas, incapaz de articular un movimiento; parálisis para un alma en pedacitos. Buscaba y la palabra es sanadora: escupir cada gramo de dolor y de angustia, el verbo hecho sangre, desnudo y dando pinceladas como en un cuadro de Picasso. Al final, las lágrimas; o al principio, da lo mismo. Lágrimas necesarias; lágrimas de sal y de locura; lágrimas que van al centro y que permiten sanar las primaveras. Sumergir tus ojos en el baño del espíritu para poder renacer, como en un bautismo, en el silencio y en el abrazo. Hay llantos tan humanos y llantos tan divinos. Es necesario estar cerca: cerca los unos de los otros, cerca de Dios. Un Dios que se conmueve, compasivo y misericordioso. Si miras algunas noches, verás sus ojos parpadeando, con el sabor eterno de las estrellas y su llanto junto al tuyo, el llanto derramado del buen Dios.