LA VIDA QUE VA INUNDANDO LOS PASILLOS DEL CAMPUS: FORMACIÓN, DEPORTE, VOLUNTARIADO

Cáritas Madrid 2 de Marzo de 2022

Hablamos de un centro abierto de formación, especialmente dirigido a los más jóvenes, que Cáritas Madrid ha puesto en marcha en el Ensanche de Vallecas. Han pasado apenas dos meses desde su inauguración pero las formaciones, el gimnasio o el voluntariado empiezan a darle sentido y vida al centro.

En el Campus Cáritas Madrid ya no hay silencio ni pasillos vacíos. Hace apenas dos meses en Cáritas Diocesana de Madrid inaugurábamos este proyecto. Un proyecto abierto al futuro, abierto a los jóvenes, abierto a la esperanza. Aquí se ofrecen espacios de formación, de ocio, de colaboración o de participación que promuevan nuevas salidas personales y laborales para quienes acudan al Campus.

 

Este proyecto crece poco a poco de la mano de las personas a quienes está dirigido, para que den su impronta, para que lo sientan como un espacio propio. Así van comenzado las actividades, así se inunda de vida el Campus.

 

Alumnos y alumnas del curso de ciberseguridad se cruzan con otros compañeros que han sido preseleccionados para el certificado de profesionalidad en Atención Sociosanitaria a personas dependientes en instituciones; o se cruzan también con aquellos que están aprovechando para sacarse el carné de conducir.

 

El gimnasio se activa, el saco recibe los golpes de quiénes participan en el taller de boxeo. El gris de una pared va dejando paso a los colores de un hermoso mural. 

 

De momento más de setenta jóvenes han pasado ya por el Campus a participar en alguna actividad puntual, y se ha consolidado un grupo de unas treinta personas que participan regularmente en las actividades ofertadas.

 

Al equipo de voluntariado dedicado a las tareas de capacitación, se suma un nuevo y prometedor equipo de personas voluntarias que participarán en diferentes actividades; todas ellas aportando también su diversidad: en lo formativo - ingenieros, deportistas o informáticos -, cultural o en su trayectoria vital.

 

Con toda su enriquecedora pluralidad, Javier, Juan, Diego, William, Camilo, Pedro, Jorge, José Ramón, Juan, Mónica… tienen mucho en común: aportar su tiempo, sus conocimientos y su cariño a hacer real aquello que dijo el cardenal belga J Cardjin: “un joven trabajador vale más que todo el oro del mundo”.

 

Los pasillos ya no son silenciosos ni están vacíos. Se van llenando de procesos, de ilusiones, de retos. También, como no podría ser otra manera, de dificultades. Y por supuesto de personas; unas más jóvenes que otras, unas en formación y otras aprovechando una segunda oportunidad que les brinda el proyecto, entrelazan sus vidas en el centro.

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