La silla vacía

Este año nos enfrentamos a una Navidad especialmente difícil para la población con la que trabajamos en Cáritas Madrid. La subida de los precios, empezando por el de la calefacción, va a suponer que en estas fechas se noten más las dificultades económicas.

Si a esto se le añade la soledad no deseada, tan habitual en las personas con las que trabajamos, es fácil imaginar que la Navidad no va a ser tan alegre en muchas casas de Madrid. Esta realidad no se encuentra muy lejos, está a nuestro lado. Pueden ser vecinos, amigos, incluso algún familiar. Si escuchamos a nuestro alrededor en estas fechas, muchas personas nos dirán que «no les gusta la Navidad», o que «es una época triste». En ocasiones, detrás de estas afirmaciones nos encontramos la tristeza que provocan los recuerdos de navidades pasadas, rodeadas de seres queridos. O la dificultad que supone enfrentar la Navidad, que en los medios de comunicación nos venden como alegre y llena de familia y amigos, sin personas con las que compartir. También nos encontramos a personas que desean poder permitirse calor en sus casas y comida rica en la mesa, pero cuya realidad es muy distinta.

El final de año nos hace reflexionar sobre lo que ha sido y lo que será. Es un momento de pararse a pensar: ¿qué ha pasado en el año que termina?, ¿qué quiero para el año que viene?

Hay veces que esta evaluación anual se encuentra con la pérdida reciente de un ser querido. O no tan reciente, pero con un duelo complicado o sin realizar. En esas ocasiones se mantiene la idea del ser querido y el dolor de la pérdida como si acabase de suceder. La silla vacía se hace enorme y cobra una gran importancia en estos días señalados, que se pasan como un trámite inevitable, pero doloroso, aunque se esté rodeado de seres queridos.

También nos encontramos, en este análisis de lo ocurrido y lo que está por venir, a personas que no ven luz en el futuro. Personas que han sobrevivido al año anterior y no saben cómo hacerlo el que comienza. Esto puede ocurrir por razones externas: dificultades económicas o falta de empleo, pero también puede ser por razones más internas, como la tristeza, la soledad, el duelo o la ansiedad excesiva con la que vivimos actualmente.

Si tienes una persona cerca a la que ves reflejada en esta descripción, escúchala, acompáñala sin dar consejos, simplemente estando a su lado. A veces una llamada, un rato de visita, puede suponer una pequeña luz en su camino.

Si te encuentras tú (persona que estás leyendo este artículo) en esta situación de tristeza y soledad, y quieres salir de ella, pide ayuda. Hay ayuda disponible en toda la red de Cáritas Madrid, en programas de ayuda para duelos, en tu centro de salud. No estás sola. Cuando encuentres las fuerzas, te estaremos esperando.