LA REALIDAD DIVIDIDA NOS PIDE UNA CONVERSIÓN DE LOS HUMANO, DE LO SOCIAL
Cáritas Madrid 27 de Febrero de 2022Tristemente, miramos con horror y dolor la guerra en Ucrania. Y es precisamente a mirar al otro a lo que nos invita el evangelio de este domingo, para salir de lo autorreferencial y pasar a ser servidores y humanos, quitándonos la viga que nos impida sentir el dolor de quienes lo sufren.
Nuestro mundo está roto y dividido. Al ver la realidad sentimos la necesidad de alejarnos de estas verdades y encerrarnos en nosotros mismos dejando la responsabilidad en el ‘otro’. En el Evangelio de este Octavo Domingo del Tiempo Ordinario, la palabra de Dios nos pide que demos amor ante los problemas de este mundo, la realidad dividida nos pide una conversión de los humano, social, económico y religioso.
En ese posicionamiento está la Iglesia, y estamos Cáritas Madrid como obra social de la Iglesia, que debemos salir de lo autorreferencial para ser servidores y humano, especialmente con las familias más vulnerables; y debemos quitarnos la ‘viga’ que nos impida sentir el dolor de quien lo sufre.
Estas palabras cobran en estos momentos actuales, cuando miramos con horror, indignación e impotencia la guerra en Ucrania, más sentido que nunca. Como nos dice el papa Francisco debemos mirar al prójimo y parar esto, porque Dios, que lo es de todos, es el “Dios de la paz y no de la guerra”.
En este proceso de mirar alrededor para tender nuestra mano, debemos también no juzgar. Y no juzgar por tres razones: la primera, porque solo a Dios pertenece el juicio; en segundo lugar, porque la medida que usemos con los demás la usarán con nosotros, por eso es mejor la medida de la misericordia que la legalista; y en tercer lugar, porque todos somos imperfectos.
Conocer nuestra debilidad nos ayudará a ser un poco más comprensivos con nosotros y con quienes nos rodea. Conozcamos nuestras limitaciones, aceptémoslas y así veremos que otros también tienen que aguantar nuestras carencias.
Porque al final de todo, solo el amor sana muchas heridas.
Reflexionemos
Analiza a quién juzgas más severamente y por qué.
¿A qué pedirías perdón porque le has juzgado mal?
¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para sanar la convivencia social dañada?
ORACIÓN
Mirar como Tú miras,
con ojos claros y limpios,
comprendiendo siempre al hermano…
Saberse discípulo
no tenerse por maestro
y gozar del aprendizaje diario…
Conocer a los árboles por su fruto,
no esperar higos de las zarzas,
ni uvas de los espinos…
Almacenar bondad en el corazón,
cultivar una solidaridad real
y sentir que nos desborda el bien…
Reconocer que no todo es tierra firme,
construir sobre roca nuestra casa,
no tener miedo a huracanes y riadas…
Admitir la pequeñez y los fallos propios,
quitar pronto la viga de nuestro ojo,
no humillar al hermano por no ser como nosotros…
Abrir nuestros ojos al mundo,
alegrarse por sus pasos y proyectos,
no caer en trampas y hoyos como ciegos…
Poner por obra tus palabras,
hablar con el lenguaje de los hechos,
olvidarse de máscaras y apariencias,
coherencia.
Coherencia, Señor,
de un aprendiz de discípulo
que, a veces, se atreve
a tenerte por maestro.
(Florentino Ulibarri)