La moneda que cae del lado de quien más lo necesita
Maria Angeles Altozano 1 de Junio de 2024SEGUIMOS MADRID ABAJO. De los barrios de norte, donde son más quienes ayudan que quienes la piden, hacia el sur. El sur, que es el final de los caminos, es el principio de quienes menos tienen. En el sur se concentran, por estadística, las familias más humildes. En el sur, se llega a veces, a las fronteras de la pobreza, donde se agotan los sueños y la esperanza.
La esperanza de Toño habita en una de las esquinas del barrio entre cartones. Es una esperanza humilde. Se conforma con conseguir diez euros al día, que recauda en un vaso de plástico pidiendo a quienes pasan por su lado. La historia de su vida se oculta tras unas largas barbas desaliñadas y un pañuelo mal anudado al cuello.
En días como este, cerca de Toño, una mesa del Día de Caridad compite con él por la solidaridad de quienes pasan por la acera. La moneda caerá, en cualquier caso, del lado de quienes menos tienen. Toño observa a las personas de la mesa, se saludan, ya se conocen del barrio y de otros años.
La jornada avanza. Cae la tarde. Y ambos permanecen en sus puestos de salida. Toño es el primero en recoger. Ya ha ‘cumplido’. Tiene, tras diez horas de espera, diez euros en el bolsillo. Saca las monedas, se acerca a la mesa, y las va introduciendo una a una en la hucha de Cáritas. “Sí -dice bruscamente- sé lo que estoy haciendo”. En el Día de Caridad, lo poco que Toño tiene lo entrega orgulloso para quienes como él necesitan de un apoyo, ante el asombro de personas por las que él también se ha sentido acompañado. Y marcha satisfecho y sonriente. La riqueza no reside en lo que uno tiene, sino en lo que no necesita.