La esperanza crece con cada gesto sencillo
1 de Julio de 2025«Es, por cierto, la más pequeña de todas las semillas; pero cuando crece, se hace más grande que las otras plantas del huerto, y llega a ser como un árbol, tan grande que las aves van y anidan en sus ramas». (Mateo 13, 32)
Por Javier Ojeda, delegado episcopal de Cáritas Madrid
Este año, la campaña del Día de Caridad nos invita a redescubrir el valor de lo pequeño, de lo cotidiano, de esos gestos que, aunque a veces puedan parecer insignificantes, son capaces de encender la esperanza en los corazones de muchas personas. Bajo el lema «La esperanza crece con cada gesto sencillo», la celebración del Corpus Christi nos recuerda, a la sombra de unos pies lavados desde el servicio, que la verdadera grandeza no está en los elocuentes discursos o hazañas, sino en el amor entregado con generosidad: en la mesa compartida, en la mano tendida, en la escucha atenta, en la mirada que acoge.
UN TIEMPO DE GRACIA EXTRAORDINARIO
Seguimos celebrando el Jubileo de la Esperanza, un tiempo extraordinario de gracia que el papa Francisco, en su incansable magisterio, nos invitó a vivir como peregrinas y peregrinos de esperanza. Esta llamada nos impulsa a renovar nuestro corazón y reconocer que la esperanza brota del amor crucificado y resucitado de Jesús. El papa Francisco, quien tantas veces nos recordó que la esperanza «no es un optimismo fácil, sino una certeza valiente que se atreve a soñar y a trabajar por un mundo mejor», nos enseñó a valorar la fuerza y el simbolismo de los pequeños gestos, a creer en la fuerza del encuentro y a mirar la realidad con los ojos de la compasión. Hoy, desde el cariño y la gratitud, le recordamos como el Papa que nos ayudó a creer en la revolución de la ternura.
UNA NUEVA ETAPA DE ESPERANZA
Al mismo tiempo, acogemos con alegría y esperanza el pontificado del papa León XIV, quien en su homilía de inicio nos ha invitado a ser constructoras y constructores de paz y testigos de fraternidad. Sus palabras resuenan con especial fuerza: «El testimonio de la fraternidad entre cristianos y fieles de otras tradiciones religiosas, manifestado con gestos concretos, contribuirá a construir un mundo más pacífico, como lo desean en su corazón todos los hombres y mujeres de buena voluntad».
LA FUERZA TRANSFORMADORA DE LO SENCILLO
En un mundo herido por los conflictos, la soledad y la indiferencia, cada gesto sencillo cuenta: una palabra de ánimo, una oración compartida, una llamada telefónica, una sonrisa que ilumina, una visita inesperada, un rato de escucha sin prisas. En Cáritas sabemos que la esperanza crece en cada gesto sencillo: cuando acompañamos a una persona sin hogar, cuando apoyamos a una mujer víctima de violencia, cuando ayudamos a encontrar un empleo o a recuperar la salud emocional, cuando acogemos a quien llega de lejos en busca de un futuro mejor, cuando compartimos el por quién hacemos las cosas...
UNA LLAMADA A TODA LA COMUNIDAD
Esta campaña del Día de Caridad 2025 es una invitación a todas las comunidades parroquiales, a todas las personas voluntarias y a quienes forman parte de Cáritas a ser sembradoras de esperanza. Nos llama a vivir la solidaridad como una forma de amar horizontal y gratuita, y a renovar nuestro compromiso de servicio con las personas más pobres y vulnerables de nuestra sociedad. Como nos recuerda el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid: «La caridad es una preciosa forma de anunciar a Dios. A veces se anuncia el Evangelio con palabras, pero otras veces hay que dejar que hablen las miradas, el amor y los gestos, aunque guardemos silencio».
LA ESPERANZA COMO REALIDAD PRESENTE
Por eso, este año queremos recordar que la esperanza no es un sueño lejano ni una meta imposible, sino que crece con cada gesto sencillo: cuando nos dejamos tocar por el dolor de las personas, cuando nos implicamos en su dignidad y bienestar, cuando trabajamos juntas para construir comunidades más fraternas, justas y acogedoras. En este tiempo de renovación, de gratitud por lo vivido y de confianza en el futuro, pongamos la atención en lo bueno que hay en el mundo. Sigamos creyendo que es posible un mundo mejor, y trabajemos para que la esperanza siga creciendo, en cada gesto sencillo, en cada encuentro, en cada vida transformada. Que el Espíritu del Resucitado, fuente de nuestra esperanza, nos anime.