El sueño de Kimberly

18 de Noviembre de 2022

Conocimos a Kimberley el pasado 27 de octubre, su testimonio fue uno de los que puso cara y ojos a la campaña del Día de las Personas sin Hogar, personas “Fuera de Cobertura” como acertadamente resumía el lema de campaña.

Su sueño: formarse, trabajar y cuidar de su familia.

Kimberly, peruana de 22 años, llegó a Madrid hace tres y hasta hace unos meses estaba en situación de sinhogarismo junto a su madre y su hermano pequeño, hoy está sin techo y sola. Su sueño de poder estudiar y conseguir un trabajo no salió como esperaba y en los próximos días su madre y hermano vuelven a Perú, pero Kimberley se quedará en España luchando por salir adelante. Desde hace siete meses comparte un piso de Cáritas Madrid con otras jóvenes a la espera de legalizar su situación para poder formarse, trabajar y enviar dinero a su madre.

Hablamos con Kimberly en el salón de la casa en la que está acogida, un piso de un barrio del suroeste de Madrid que puede albergar a 4 mujeres y en el que actualmente viven ella y otra chica peruana. Kimberly responde al estereotipo cada vez más dominante de la exclusión social en nuestra ciudad; mujer e inmigrante.

Cuando su madre hace tres años le planteó venir a España a buscar un futuro mejor, Kimberley no quería. “El problema es que nos pintan de rosa el futuro, como si el dinero cayera de los árboles. Nos dicen que vamos a encontrar trabajo en dos días, que vamos a conseguir casa, pero yo no quería venir, no conozco a nadie, no tengo familia” En Perú Kimberley estudiaba auxiliar de enfermería y para pagarse los estudios trabajaba en un parque infantil. Vivía en Lima con su madre, su abuela a la que estaba muy unida, sus hermanos y su padrastro, y no quería irse y dejarlo todo, le daba miedo pero no quería separarse de su madre y, sobre todo, de su hermano pequeño de un año diagnosticado de autismo “la persona que más quiero en el mundo”. La expectativa de encontrar trabajo en España cuidando ancianos avalada por su título de auxiliar de enfermería o como interna en servicio doméstico, la acabaron de decidir a dejar su país y su numerosa familia, su vida entera, para venir a España. Hoy reconoce que, aunque se arrepiente de su decisión, no regresaría a su país “no me gustan los cambios tan rápidos y aquí Cáritas Madrid me está ayudando mucho con los estudios, con los papeles para conseguir la residencia y siento que si vuelvo a Perú me voy a sentir como un bicho raro otra vez y allí no puedo caminar segura por las calles, hay mucha violencia. Aquí ningún chico me ha faltado al respeto como ocurre allí, ahora tengo que pensar en mí y no sólo en mi hermanito pequeño” Su madre y su hermano viven en un residencial de Cáritas Madrid y en una semana regresarán a Perú, pero Kimberly quiere perseguir su sueño más grande, ir a la Universidad y estudiar Medicina. “No quiero ser enfermera, quiero ser médico, quiero ser la Dra. Torres, como me van a dar oportunidades de tener una residencia y pagar un estudio, con eso voy a hacer muchas cosas, voy a hacer maravillas. A mí me gusta mucho estudiar y me gusta mucho trabajar y lo que me da fuerzas para luchar es ver a mi familia sonreír, y no porque les mande algo, sino porque van a estar orgullosos de mí”. Durante estos tres años consiguió trabajos precarios que tuvo que dejar cuando se contagió del Covid, que también infectó gravemente a su madre y la mantuvo más de tres meses en el hospital mientras Kimberly se hacía cargo de su hermano de dos años.

Pero ahora su objetivo es trabajar y conseguir un lugar donde vivir, sabe que este piso de Cáritas es una solución temporal y el tiempo le apremia; la exclusión social de estos últimos años le ha impedido convalidar el bachillerato e iniciar una formación superior que ahora, con 22 años, y a punto de legalizar su situación en España, debe reanudar. Habla con determinación del reto que supone encontrar una vivienda asequible y un trabajo que le permita estudiar: “Yo trabajo en lo que sea, de lo que salga, de niñera, de limpiar casas, de cuidar abuelos, pero a tiempo completo porque me tengo que estabilizar bien, no puedo trabajar part time para poder estudiar porque el dinero no alcanza, ¿sabes cuánto vale una habitación aquí?”  Tiene miedo de que tenga que irse del piso de Cáritas: “No sé si otra chica lo va a necesitar más que yo” porque no tiene solución habitacional; también hay veces que siente que no va a ser capaz de trabajar, estudiar, salir adelante y ayudar a su familia. Sabe que no es fácil, reconoce que de niña no fue una estudiante ejemplar, pero en la escuela de enfermería de Lima era la tercera de la clase y tenía que trabajar para pagarse los estudios. Teme no ser capaz de conseguir su sueño y cuenta cómo está reforzando su autoestima con la psicóloga de Cáritas, que la está ayudando a superar la ansiedad y la depresión que a veces la asaltan. “Hay días que me levanto con toda la fuerza y me digo, sí, vamos, tú puedes y otro día me puedo levantar y decir que no voy a poder y no sé por qué no me digo a mí misma, Kimberly, que tú eres inteligente” Nos cuenta que le ha dicho a su madre que si en dos meses las cosas no salen como ella espera se vuelve a Perú, pero teme que la situación de su país haya empeorado. “Mi vida es un alboroto, un lío total”.

No le ha resultado difícil encontrar amigos en Madrid, ni ha sentido discriminación por ser inmigrante latina, le gusta mucho la comida española, sobre todo el cocido madrileño y la paella y ”me encanta como hablan, poder pronunciar la z y la r, yo quiero pero no me sale y siento que son muy amables. Cuando llegué pensé que eran muy déspotas por la manera tan fría que tienen de hablar, son muy directos”. Obviamente lo que menos le gusta son las trabas administrativas, lo que ella llama obstáculos para vivir: “Siento que me discriminan, que me dicen, váyanse, váyanse a su país que aquí solo pueden estar españoles, a veces siento eso. Dicen que aquí trabajan más los emigrantes que los españoles, los españoles quieren su finde libre, nosotros trabajamos los findes, cuando ustedes dicen no, que tengo mi puente, ahí estamos nosotros para trabajar”

Antes de despedirnos hablamos de lo importante que es la autoestima para luchar por conseguir lo más importante, la independencia económica, intento empoderarla recordándole que está a punto de superar 3 años de exclusión social severa, que tiene a Cáritas Madrid apoyándola. Intento prevenirla contra el mito del amor romántico y hablamos de lo importante que es elegir un buen compañero de vida. Antes de ponerme pesada le doy un gran abrazo de despedida y le deseo muchísima suerte. Salgo del portal con una mezcla de desasosiego y esperanza por el futuro de Kimberley, ¿conseguirá su sueño? Ojalá pronto ya no esté fuera de cobertura.      

#Jovensinhogar #MagacinSolidairo
Volver