Jueves Santo, Día del Amor Fraterno: "Amar es servir"

Cáritas Madrid 9 de Abril de 2020

Celebramos hoy el Día del Amor Fraterno, el día en el que nos sentimos todos invitados a vivir de un modo más intenso el amor que Cristo nos ha encargado hacer presente en medio de los hombres.

Lecturas del día: Libro del Éxodo (12.1-8.11-14). Sal 115,12-13.15-16bc.17-18. Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,23-26). Evangelio según san Juan (13,1-15).

Celebramos hoy el Día del Amor Fraterno, el día en el que nos sentimos todos invitados a vivir de un modo más intenso el amor que Cristo nos ha encargado hacer presente en medio de los hombres. Hoy Jesús nos invita a sentarnos a su mesa y a compartir el pan y la vida, sirviéndonos unos a otros con amor.

Esta noche, durante la cena, te invitamos a encender una vela como signo de una nueva fraternidad que quiere alumbrar esperanza al mundo.  

 A las 18:00 horas, dará comienzo la Santa Misa de la Cena del Señor presidida por nuestro cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. Podrá seguirse en directo por el canal de YouTube de la diócesis youtube.com/archimadrid.

Cáritas Madrid. 9 de abril de 2020.- Hoy es Jueves Santo, Día del Amor Fraterno, inicio de la Pasión del Señor, el gesto de la entrega suprema por amor, hecho servicio. Igual que Jesús lavó los pies a sus discípulos, nosotros también tenemos que lavarnos los pies unos a otros. No hay amor si no se aprende a conjugar el verbo servir. No hay amor si, como lo hace Jesús, no estás dispuesto a bajar, a inclinarte, a despojarte de todo tipo de mantos y de títulos. No hay amor si no te pones a los pies de todos, incluso ante el más insignificante de los hombres. Cuando se ama no te consideras superior o por encima del otro, tratas al otro con dignidad, valoración y respeto. No te importa que sea pobre o inculto, solo sabes que es tu hermano. Y por eso quieres situarte ante él como discípulo, quieres aprender de él, escucharle, dejar que pueda abrir sin reparos su corazón, que pueda contarte su historia vivida, sabiendo que ante él no hay un juez, sino un hermano que lo ama y lo mira con compasión.

¿Pero cómo conseguir que esto sea una realidad en nuestras vidas? Quizá, además de la respuesta personal de cada uno, podríamos buscar unas líneas comunes de respuesta: ¿podrían ser estas? Tratar de ser personas capaces de dejarnos lavar, de recibir agradecidos el cariño y el servicio de otros: sentirnos queridos. Y, desde esta experiencia, intentar despojarnos de tantos ropajes que nos impiden ser nosotros mismos. esto nos resulte muy difícil, por no decir imposible. Tal vez, si asumimos estas actitudes, podremos comprender lo que Jesús ha hecho con nosotros, así como su encargo de que también nosotros hagamos lo mismo con los demás.

«¿Entendéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros».

EN LA NOCHE DE JUEVES SANTO

En esta noche de Jueves Santo, Jesús nos pide que oremos con él. Quiere compartir con nosotros su amor hasta el extremo, pero también hacernos partícipes de su dolor y tristeza. No es noche de muchas palabras, es más bien una noche de silencio y de adoración. Es una noche para estar cerca de quien sufre. Nos hemos sentado esta tarde a tu
mesa, Señor. Hemos escuchado tus palabras, hemos contemplado tus gestos, hemos compartido tu copa y tu pan. Queremos interiorizar tu misterio, que se manifestó intensamente en la eucaristía, y que ahora continúa en Getsemaní. Queremos abrirnos también a cuantos viven en su carne el rechazo, la tristeza, la soledad y la agonía, prolongando así la hora de tu debilidad. Juntos oramos al Señor:

Señor Jesús, queremos velar contigo, queremos estar junto a ti.

Quizá no se nos ocurran muchas cosas, pero queremos estar,

queremos sentir tu amor, como cuando nos acercamos a una hoguera,

queremos amarte, queremos aprender a amar.

Lo importante es estar abiertos a tu presencia.

Y agradecer, alabar, suplicar.

Y callar, escuchar, no decir nada, simplemente estar.

Acógenos como discípulos que quieren escuchar tus palabras,

aprender de ti, seguirte siempre.

Acógenos como amigos.
Y haz de nosotros también tus testigos,testigos del amor.

Señor Jesús, toca esta noche nuestro corazón,

danos tu gracia, sálvanos, llénanos de la vida que solo tú puedes dar.

 

Amén

 

 

 

 

Volver