“Tenemos que ponernos las gafas moradas en nuestro trabajo, porque cuando llega alguien al recurso ya comienza el sesgo”

14 de Abril de 2023

Con el título, y premisa, “Las mujeres somos el centro”, se han desarrollado en la Residencia y Centro de Día “Nuestra Señora de Valvanera”, de Cáritas Madrid, unas jornadas en las que se han organizado diferentes mesas redondas.

Una de ellas ha sido “Enredándonos”. En esta ocasión se ha contado con la presencia de María Amores, psicóloga en rehabilitación psicosocial y experta en violencia de género; Ana Pérez y Alba Mora, integrantes del Proyecto Luciérnagas de la Fundación Luz Casanova; y Marta González, coordinadora del Área de Sensibilización e Incidencia del Proyecto Esperanza.

María Amores, profesional del Centro de Salud Mental del Retiro y del Equipo de Apoyo Social Comunitario (EASC) que comenzó a formarse en violencia en el año 2014, ha hablado sobre la necesidad de especializarse en este ámbito, entre otras razones porque “revictimizamos a las mujeres”. El conocimiento sobre el feminismo y su defensa requiere de formación. “Yo no he nacido feminista, ya que todas nacimos en ese sistema que nos violenta”, ha señalado.

Amores considera que “incorporar la perspectiva de género en nuestro día a día” debe ser el objetivo principal. Según ella, los llamados “mandatos de género” son mayores en el caso de las mujeres, quienes siguen culpabilizándose de todos aquellos actos que las alejan de lo que socialmente se considera bueno, siguiendo lo que nos indica constantemente “nuestra policía interior”. Dichos mandatos son: ser y estar para los otros, y no ser egoísta; ser competente y no quejarse; ser buena y educada; y hacer que las relaciones funciones, siendo el amor lo que predomine por encima de todo.

María ha denunciado la “brecha de género existente en los recursos”, en la que ha destacado, no solo la escasa cantidad de usuarias, sino también el trato, la actitud y la reacción social hacia los comportamientos y actos en función de si eres hombre o mujer. “Que nosotras estemos en los espacios de los hombres es considerado un triunfo; sin embargo, que ellos estén en los nuestros, es devaluado”, ha añadido. También ha señalado las diferencias existentes en lo que respecta a la atención sanitaria: mientras que en los hombres hay un mayor esfuerzo terapéutico, en el caso de las mujeres se tiende más a la medicalización. “Tenemos que ponernos las gafas moradas en nuestro trabajo. Cuando llega alguien al recurso, ya comienza el sesgo. La demanda de la persona que deriva es diferente según la persona derivada sea hombre o mujer: a ellas se les pide estar guapas y arregladas, mientras que a ellos se les pide ocio y formación” ha afirmado María, haciendo alusión a la presencia tan arraigada de los ya mencionados mandatos de género.

Existe además un “pacto de caballeros”, en el que el feminismo es contrario al patriarcado, donde “nosotras tenemos que competir unas con otras”. Respecto a las “nuevas masculinidades” ha advertido sobre la necesidad de “trabajar primero las emociones”, señalando como ejemplo la dificultad que tienen los hombres para llorar en público.

Amores ha expuesto también una comparativa por género de las personas participantes de los diversos recursos que configuran la Red de Atención Social a las personas con enfermedad mental grave y duradera de la Comunidad de Madrid, a la que ella pertenece. En los Centros de Rehabilitación Laboral (CRL), desde el 2013 al 2023, se pudo observar una bajada de la atención a los hombres en beneficio de las mujeres atendidas, cuya cifra subió considerablemente. El trabajo de los profesionales y su lucha por conseguir la igualdad fueron, en parte, los causantes de este cambio. Pero no los únicos. La psicóloga ha advertido que los CRL están financiados por el Fondo Social Europeo, el cual exige paridad, lo que llevó a “una bajada de casi 10 puntos” en la atención a los hombres en esos diez años.

En lo que respecta a la plantilla, “hay un 70% de mujeres frente a un 30% de hombres”. La mayor parte de estos últimos está trabajando en los CRL y “están menos representados en recursos de soporte y cuidados como mini residencias, centros de día y pensiones”. “Hombres atendidos por mujeres”, ha comentado.

En referencia a la violencia de género, María considera necesario preguntar sobre ello a las mujeres en las evaluaciones, ya que las cifras demuestran que la mayoría ha sufrido maltrato. “Solo se va a erradicar cuando surja de la oscuridad en la que ha estado siempre. Si les preguntamos y no quieren decirlo, dirán que no; si lo confirman, incluso igual agradecen que les hayamos preguntado”, apuntó María, quien destacó la importancia de la intervención transversal. “La forma de caer en el maltrato y no salir de él es no tener Red”, añadió. La independencia económica es primordial, no solo “para ayudar a nuestros colectivos”, sino también “para salir de esa violencia”.
Durante el acto, Amores ha recalcado su interés en la discriminación positiva, porque “el recurso está masculinizado”. Según ella, las mujeres “somos inhibidas en habilidades, y en nosotras no existe la asertividad”. Ha apuntado la “vulnerabilidad psicológica” a la que están sometidas, a la que se añade “el estrés que sufrimos por el solo hecho de ser mujeres”. “No te van a mirar igual, ni tratar igual, ni diagnosticar igual si eres hombre o si eres mujer”, ha concluido María. 

Amores concluido afirmado que seguirán trabajando por los derechos de las mujeres desde el grupo de trabajo de género existente en la Red.
 

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