Sentirse en casa, no tener frío, porque ‘nadie quiere la noche’

“Nadie quiere la noche” es el título de una película donde una mujer en busca de su marido se adentra en el Polo Norte, pasando largas noches de frío en las que surgen ‘fantasmas’ del pasado y se hielan las emociones.

No es lo mismo. O quizás sí. Pero cerca de nosotros, en alguna calle o parque que cruzamos a diario hay gente que ‘no quiere la noche’ y sin embargo la noche llega, y las encuentra, y no existe un hogar donde templar las adversidades.

Por otro lado, afortunadamente, existen espacios como el Hogar Santa Rita, perteneciente a Cáritas Vicaría VII, en plena sierra de Madrid, donde las heladas noches entumecen los sueños – aunque no sea el Polo Norte- . En el Hogar hay ‘calor de hogar’ donde personas en situación de sinhogarismo se resguardan del frío, toman algo caliente, comparten con otros, lavan su ropa o se sienten escuchados. Donde no son una sombra en la noche.

Las puertas del Hogar están abiertas todos los días del año, porque hasta en verano, o bajo un cielo estrellado, podemos no querer la noche, con sus soledades, sus miedos o su desesperanza.

“Algo cálido, un hogar, compartir mis experiencias con las personas que como yo, por distintas circunstancias están en mi misma situación”. Así lo expresa una de las personas residentes de Santa Rita cuando les preguntaban qué significaba para él estar aquí. 

“Dormir sin temor a qué llueva, haga frío o que te puedan agredir. Tener un lugar digno para descansar, no solo para dormir, un lugar para vivir y no solo donde sobrevivir”. Poco que añadir. Es esa sensación de cariño y seguridad la que se procura en el Hogar Santa Rita, tanto por parte de las personas contratadas de Cáritas Madrid como por las personas voluntarias. Ofrecer un espacio protegido donde pasar la noche y sentirme acompañados. Si no en casa, como en casa, que este sea, como nos decía otra de las personas, “un hogar cuando lo necesitas”.

Se trata de acoger. De resguarda de la noche. De resguardad del frío. Se trata de ofrecer dignidad, no solo una ayuda asistencial para un momento puntual. Porque devolver la dignidad y dar amor es lo que hace que las personas puedan recuperar sus vidas y vislumbrar, aun en noches frías, alguna estrella.