Hagamos posible un Trabajo Decente entre todos, con todos y para todos

Cáritas Madrid 9 de Octubre de 2017

Hacemos un resumen de lo sucedido este fin de semana con motivo de la III Jornada Mundial del Trabajo Decente, en Madrid

Hacemos un resumen de lo sucedido este fin de semana con motivo de la III Jornada Mundial del Trabajo Decente, en Madrid.

 

Cáritas Madrid. 9 de octubre de 2017.-Con motivo de la III Jornada Mundial por el Trabajo Decente, Cáritas, CONFER, HOAC, Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica, Juventud Obrera Católica, y la Vicaría de Pastoral Social e Innovación de Madrid han organizado una serie de actos este fin de semana.

 

Vigilia de Oración

El viernes, 6 de octubre, la catedral de la Almudena acogió la tradicional vigilia de oración mensual de los jóvenes con el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid donde se pidió por un trabajo decente. Como todos los primeros viernes de mes, miles de jóvenes se acercaron a este encuentro con el Cardenal, donde señaló lo siguiente: "El trabajo pertenece a la dignidad del ser humano", "Defender el trabajo decente supone servir a los otros, hacer justicia y ser cocreadores de Dios" y nos invitaba a hacer presente a Jesucristo en este mundo y pongámosle en el centro de nuestra vida. Al terminar se invitó a los presentes a reflexionar con la siguiente pregunta: ¿Qué puedo hacer yo por el Trabajo Decente?. Como símbolo se entregó una pulsera  en la que se podía leer "Defendiendo el trabajo decente"  que nuestro Cardenal Carlos Osoro también lució en su muñeca. Si quieres ver el vídeo de la Vigilia PINCHA AQUÍ.

 

Sábado, 7 de octubre, III Jornada Mundial por el Trabajo Decente

Nuestro Cardenal con motivo del Día Mundial por el Trabajo Decente publico en Twitter lo siguiente:

"Hagamos posible un #TrabajoDecente entre todos, con todos y para todos"

 

Por la tarde varios cientos de personas se encontraron en la plaza de Ópera en un acto público donde se pudo concienciar sobre la precariedad laboral con distintos gestos y con la lectura final de la Declaración de la Vicaría de Pastoral Social e Innovación que recogemos en estas líneas:

 

La Iglesia que peregrina en Madrid, con motivo de la Jornada Mundial del trabajo decente, en comunión con toda la Iglesia, en particular con la plataforma Iglesia por el trabajo decente, después de participar anoche en una Vigilia en la catedral con nuestro Cardenal Arzobispo, lanza una mirada creyente sobre la realidad laboral y social. Y así, a la luz del Evangelio y con la sabiduría acumulada por nuestra Iglesia durante dos milenios de tradición, reitera lo que señalábamos en nuestra jornada de solidaridad con los que padecen la crisis y alza la voz para proclamar con firmeza:

1.- Que el desempleo y el trabajo precario oscurecen el rostro de Dios y siguen siendo una losa para muchas personas y familias de nuestra sociedad.

2.- Que el desempleo tiene una incidencia especial en las mujeres y en las personas inmigrantes.

3.- Que el poco empleo que se está creando es precario, de corta duración, con bajos salarios y deficientes condiciones laborales.

4.- Que se agudizan las consecuencias del paro de larga duración: una de cada dos personas desempleadas lleva más de un año en paro; la tasa de paro de las figuras de referencia en las familias es tres veces mayor que antes de la crisis...

5.- Que el desempleo y el trabajo precario generan una espiral de pobreza y vulnerabilidad que precipita  a las personas que lo padecen a perder la autoestima y a entrar en la dinámica de la exclusión social.

 

Frente a esta realidad, el Evangelio de Jesucristo avala nuestro convecimiento de que todas las personas tienen derecho a vivir dignamente y, por lo tanto, a un trabajo que  lo garantice y al acceso universal a los derechos sociales y económicos.

 

Por ello, entendemos:

1.- Que solo podemos llamar trabajo decente al que permite disfrutar de un empleo con derechos, sin discriminación, en condiciones saludables, con remuneración suficiente y protección social. En particular, hemos de pedir condiciones de trabajo dignas para todas las primeras oportunidades de experiencia laboral de jóvenes, como períodos de prácticas, de aprendizaje o cualquier oportunidad en el marco de la Garantía Juvenil.

2.- Que el trabajo decente es una posibilidad importante para prolongar la obra creadora de Dios, para humanizar y engrandecer nuestro mundo.

3.- Que la Iglesia está al servicio de las personas y, por ello, la defensa del trabajo digno forma parte de su misión evangelizadora.

4.- Que el trabajo decente será el fruto de un compromiso de todas las administraciones públicas, los empresarios, los sindicatos y las organizaciones sociales.

 

Por ello, el Evangelio del Reino nos compromete a defender la dignidad de los hombres y las mujeres que trabajan en condiciones indecentes, y a:

1.- Denunciar las causas y los mecanismos perversos que mantienen este sistema injusto y no consentir situaciones que atenten contra la vida y dignidad de las personas trabajadoras y desempleadas. Singularmente, debemos combatir la discriminación contra la mujer, la brecha salarial, el techo de cristal, el acoso psicológico y el acoso a las empleadas embarazadas.

2.- Apostar por la economía solidaria, el consumo responsable, el comercio justo, la sostenibilidad medioambiental y todo aquello que fomente la colaboración y la cultura del encuentro frente a la competitividad y el individualismo que tanto promueve nuestro sistema económico. Pedimos que se establezca una Garantía de Capacidades que apoye trayectorias profesionales adaptadas a las diferentes situaciones que una persona afronta durante su vida a través de la formación profesional permanente.

3.- Acompañar y apoyar a todas las personas y colectivos que sufren en mayor grado las consecuencias de esta situación de indignidad y precariedad.

4.- Aunar fuerzas y trabajar en red con todas aquellas instituciones, entidades y plataformas sociales que apuestan por el trabajo decente y una sociedad más justa. Hoy más que nunca es esencial la afirmación de los derechos laborales. Esto implica luchar por un trabajo que posibilite una relación armónica entre trabajo y familia.

5.- Abrir caminos de esperanza para quienes perciben y experimentan un futuro sin horizonte y sin sentido. Dios y su Iglesia están radical, afectiva y efectivamente de su lado.

 

"Entre todos, con todos y para todos" queremos ser "luz y sal del mundo" en medio de la precariedad labora y tanta incertidumbre. Anhelamos que irrumpa la Buena Noticia ilusionante del Evangelio y que fecunde el seuñeo de Dios para la humanidad aquí y ahora. Que el buen Dios, defensor de los pobres, y nuestra solidaridad que se asiente en la justicia, la paz y la libertad.

 

En Madrid, a 7 de octubre de 2017

 

Archidiócesis de Madrid

Vicaría de Pastoral social e innovación

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