Calor, hacinamiento y vulnerabilidad: la crisis habitacional en Madrid
11 de Septiembre de 2025En lo que llevamos de año, observamos una realidad que ha dejado de ser coyuntural y se ha convertido en estructural. El 64 % de las ayudas que ofrece Cáritas Madrid, y en concreto en la zona sureste de la región perteneciente a la Vicaría IV, se destinan al pago de vivienda.
Más llamativo aún: el 80 % de estas ayudas para vivienda se dirige al alquiler de habitaciones. No es solo un dato estadístico; refleja que muchas familias acompañadas viven en situación de precariedad, hacinadas en espacios reducidos, sin condiciones adecuadas para garantizar una vida digna. Para estas familias, alquilar una habitación es la única opción ante los altos precios del alquiler, la precariedad laboral y la falta de alternativas habitacionales. Hablamos de familias que duermen en espacios donde se acumula el calor, y donde la falta de espacio afecta a sus relaciones, su salud física y mental, especialmente la de niños, niñas y personas mayores.
Estos datos son relevantes sobre todo en Puente de Vallecas, que además es uno de los distritos de Madrid que más altas temperaturas ha soportado durante el verano, cuando las olas de calor asolaban la región. Para quienes viven en una vivienda convencional ya ha sido difícil, pero para quienes habitan en una sola habitación sin ventilación adecuada y, en muchos casos, sin acceso a aire acondicionado ni a servicios básicos como frigorífico o ducha - por las condiciones que ponen los propietarios o el resto de las personas con las que se conviven-, la situación es crítica.
No podemos reducir este problema al calor o a la vivienda. Se trata de la intersección de varias crisis: climática, habitacional, laboral, de gestión de la inmigración y de acceso a recursos, que se retroalimentan entre sí. Por eso hablamos de una tendencia estructural, que no desaparecerá con la llegada del otoño y que podría agravarse si no se actúa.
La solución no pasa solo por gestionar más ayudas. Son necesarias medidas estructurales de las administraciones públicas, como ampliar el parque de viviendas o facilitar el acceso a vivienda digna para las personas más vulnerables. Lo que sí está en nuestras manos es visibilizar la situación y reclamar soluciones que respondan a esta urgencia.