Gracias, con tu voluntariado se encienden la ilusión y la ternura

5 de Diciembre de 2022

Cada vez que, en tu voluntariado, te acercas a alguien que sufre, que piensa que no vale, que necesita ayuda para salir adelante, enciendes una luz, aportas un poco de esperanza. 

Imagina un lugar oscuro. Tal vez no tengas que imaginar mucho. De pronto, alguien enciende una luz. Quizá pequeña. Pero todo cambia. 

Cada vez que, en tu voluntariado, te acercas a alguien que sufre, que piensa que no vale, que necesita ayuda para salir adelante, enciendes una luz, aportas un poco de esperanza. 

La luz es contagiosa, tiende a encender lo que tiene cerca, como una vela que prende la mecha de otra. 

Cada vez que escuchas a alguien, le das la oportunidad de creer en sí mismo, de sentirse digno, cada vez que juegas con un niño o una niña, se enciende su alegría; cada vez que ayudas a alguien a aprender, a lograr un éxito, esa persona brilla. Cuando recoges datos, los registras, los analizas, cuando buscas las causas de lo que ocurre, cuando cuentas lo que ves, desvelas una realidad oculta, alumbras la mirada y la conciencia de quien no veía. 

La luz se expande, las lumbreras se suman, pueden acercarse, formar una gran fogata o una red de focos y bombillas. Entonces, alumbra un territorio, puede verse más lejos. 

Has decidido no ser un fueguito solitario, sino enlazarte en Cáritas -o en otra organización de voluntariado-, coordinarte, participar, formar parte de una mirada que se compromete con la realidad de los excluidos, que persigue la justicia, que trabaja para transformar nuestra forma de convivir para que todos y todas tengan luz. 

Que todos tengan luz… claro, porque la luz podría ser un chisporroteo fugaz, que pasara como un soplo. Podría suceder que ser voluntario sólo fuera una forma de sentirse mejor, de ocupar el tiempo… Pero uno descubre algo que arde bien hondo cuando te dejas tocar por la realidad que ves, cuando te pones a tiro de la mirada de quienes pretendes ayudar. Te rompes por dentro cuando ves a alguien viviendo en la calle. Ayudar te sale del corazón. Es el amor lo que te pone en marcha, ¿no es cierto? Y te das cuenta de que creces en humanidad, de que recibes más de lo que das, de que a ti te contagia también la luz de las miradas de los otros. 

Que todos tengan luz… también en Cañada Real.  Andamos en tiempo de espera y de esperanza. Con mil sombras que no vamos a esquivar, celebraremos un acontecimiento que parece pequeño pero que cambió la historia. Sucedió en la noche y alumbró la luz más grande: el nacimiento de un Niño que nos desveló el amor de Dios por cada criatura, provocando amor, despertando ternura. 

Tu voluntariado hace vida ese mensaje. Desde el gesto más sencillo de amor cotidiano hasta las tareas que apuntan a la amistad política de la que nos habla el papa Francisco, tu voluntariado, sumado al de muchas más personas, va iluminando ese mundo más humano y justo que vislumbramos.

Enhorabuena, felicidades, porque cada día puedes experimentar que SÓLO EL AMOR LO ILUMINA TODO. Gracias de corazón, porque te enciendes y alumbras cada día, no sólo éste. 

Galería multimedia

Volver