‘¿Fuiste forastero y te acogieron?’ Nuestra acogida al migrante

25 de Marzo de 2024

Este es el artículo que nos envía Francisco López Laguna, de Cáritas Vicaría V, donde reflexiona sobre la migración y cómo es la mirada que ponemos en la persona migrante. ¿conocemos realmente su historia y proceso? ¿Las prejuzgamos? ¿Somos capaces de acoger desde el amor al prójimo sea quien sea, venga de donde venga?

En este nuestro mundo cada vez más globalizado, no paran de venir gente de otros países con la esperanza, no ya de una vida mejor, si no de poder vivir. Circulan por todos lados mensajes xenófobos del tipo “vienen a quitarnos el trabajo” - trabajan en lo que nadie quiere hacer y en unas condiciones inaceptables para nosotros- “son delincuentes” - alguno habrá pero la inmensa mayoría es gente honrada- y cosas de ese estilo. Pero la realidad que nos encontramos en los despachos de Acogida parroquial de Cáritas Vicaría V es que  son personas cargadas de dolor y angustia, que huyen de situaciones de una pobreza extrema muchas veces acompañada de una violencia desmedida y que en algunos casos son dignos de un guion de cine: persecuciones políticas, enfrentamientos con mafias, corrupción institucional, extorsiones…

Han dejado atrás a familiares y amigos y se lanzan a lo desconocido con la esperanza de mejorar sus vidas y las de los suyos. Algunos tienen familiares o amigos en España y eso les facilita cierta cobertura, pero muchos llegan totalmente solos y sin saber por dónde empezar. 

En las acogida de la Cáritas parroquial intentamos transmitirles esperanza y sosiego y les indicamos cuáles son los pasos que deben dar para regularizar su situación; también gestionamos ayudas económicas, cuando es necesario, para que puedan subsistir mientras no puedan valerse por sí mismos.

En las entrevistas descubrimos a personas con una gran preparación como médicos, ingenieros, peritos, incluso, especialistas en seguridad informática. Es muy posible que necesiten formación complementaria para adaptarse a los procedimientos y necesidades de aquí, pero lo que es indudable es que todo ese saber lo desperdiciamos ocupándoles en limpiezas domésticas, mensajería, puestos básicos de hostelería… todos ellos trabajos dignos y necesarios, pero que no necesitan de una preparación especial.

Para que nos demos cuenta de la magnitud de la situación en la parroquia de San Fermín, al sur de la capital, el año pasado atendimos a 169 personas o familias de las cuales 117 eran extranjeros, es decir el 69% de las atenciones. Hemos atendido a personas de 23 nacionalidades distintas de 4 continentes, pero la palma se la llevan los países del sur de América con 95 personas de 13 nacionalidades distintas. Probablemente esta diferencia se deba a que la afinidad en el idioma y la cultura animen a dar el paso. 

Termino lanzando un reto, o una humilde propuesta. Cuando veamos a un extranjero y nos asalte la tentación de tratarle como a un enemigo recordemos dos pasajes del Evangelio que nos ayudaran a situarnos. “Fui forastero y me acogisteis” (Mateo 25, 35) o “haced a los hombres lo que querríais que hicieran con vosotros” (Mateo 7, 12).
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