Familias que conviven en residenciales, pero que no tienen un hogar

24 de Octubre de 2024

El sinhogarismo no es cobijarse entre cartones o pasar la noche fuera junto a tus hijos. En Cáritas Madrid tenemos a familias que residen en uno de nuestros tres residenciales. Cuentan, afortunadamente, con un techo, un espacio privado, comida caliente… pero no tienen un hogar. Son familias sin hogar.

El hogar es el espacio propio donde poder ser tú, descalzarte cuando llegas a casa, reencontrarte con tus familiares, apagar la luz de tu habitación al acostarte y decorar con cuadros de familia que son tuyos. Es a lo que aspiran las familias a las que acompañamos, ofreciéndoles un lugar seguro, pero temporal, mientras buscan empleo o una vivienda que les permita caminar por sí mismas hacia su verdadero hogar.

En ese recorrido vital, como dice el lema de la Campaña de Personas sin Hogar, “Caminemos juntos”, personas, entidades y administraciones, para ofrecer una oportunidad real de que las familias, con apoyos, con recursos y con políticas públicas, tengan su propio hogar.

En el residencial JMJ de Cáritas Madrid, las familias que allí conviven, junto a los equipos técnicos y comunidad de vida, se han sumado a las acciones de sensibilización. Lo han hecho en un encuentro de celebración y reflexión.

El camino es largo. Y está lleno de dificultades. Lo saben bien ellas. Por eso han simbolizado un ‘camino’ colocando diferentes objetos: el bastón, que nos guía en el camino y representa todo aquello que nos sirve de apoyo; la mochila, que llevamos durante nuestro día a día y en la que vamos guardando las cargas que nos pesan cada mañana al despertar; las piedras que representan las dificultades y obstáculos que hemos ido superando en nuestra vida; y por último, las botas que representan las herramientas que hemos adquirido para superar todos los caminos que hemos de recorrer.  

“De esta manera, hemos construido un camino simbólico común, donde rescatar visiones como el peso de la piedra que provoca la falta de acceso a un trabajo normalizado o el temor a no poder acceder a una vivienda”. Así lo sienten las familias del JMJ, quienes suman esas piedras “a nuestras mochilas, con el peso que provocan todas ellas, y que se convierten en temor, sufrimiento y miedo”.

Pero hay esperanza, porque hay camino, por eso aseguran “que para aguantar el peso llevan las botas de aquel caminante que quiere llegar a una meta guiado por un bastón para no acabar derrotado en la arena del camino”.

En JMJ caminan juntas sosteniendo el bastón de aquel que ha perdido las ganas de continuar el camino; atando los cordones de aquellas botas que dejaron por un momento de ser fuertes; ayudándose mutuamente a deshacerse de las piedras que un día guardaron y que hoy les hacen vulnerables; y por último, aupando la mochila del prójimo cuando el peso no le deja avanzar hacia la meta.

“Porque esto es JMJ, un camino que recorremos juntos y en el que nos ayudamos, sostenemos, apoyamos y acompañamos, hasta cruzar las metas de los caminos de cada uno. Caminos de los que formamos parte unos y otros como filosofía de vida, porque tu camino también es mi camino”.

Galería multimedia

#SinHogar #CaminemosJuntos #familias #residencial
Volver