Encontrar la paz, sin evitar la vida

24 de Abril de 2024

La vida, como regalo de experiencias que se nos ha sido dado, requiere precisamente de eso, de vivir experiencias, de no meter la cabeza debajo de una manta cuando la adversidad nos golpea, o de no ir flotando sin tocar suelo cuando las buenas nuevas nos caen del cielo. Vivir es pegarse a la vida, no evitarla bajando a los infiernos o subiendo a las nubes.

Y en ese pegarse a la vida se encuentra cosas buenas, y algunas no tan buenas, pero sobre todo se encuentra verdad: la verdad de lo que nos rodea y la verdad de la persona que somos para saber colocarnos en el centro. El proceso puede ser duro, o agradable, pero es sanador, y si hay sanación y aceptación habrá paz.

Eso es quizás lo que tratan de decirnos nuestras compañeras de Centro de Atención a la Mujer Concepción Jerónima, de Cáritas Madrid, cuando citan a Virginia Woolf que una vez dijo que “no se puede encontrar la paz evitando la vida”.

A ese enfrentar la vida se han ‘enfrentado’ muchas de las mujeres que asisten al Centro. La vida les ha dejado heridas – y a quién no- y la vida les ha devuelto las ganas y las herramientas para enfrentarla una y otra vez hasta alcanzar un futuro sanador.

Con esta idea de enfrentar, y confrontar, vivencias se ha organizado un taller acerca de la trata de seres humanos – una realidad circundante a muchas personas vulnerables-. “Nos escuchamos, nos respetamos y todas tenemos la verdad”. Con estas tres pautas comenzaba el taller en el que han participado 31 mujeres.

Se describen a ellas mismas como “mujeres, diferentes, fuertes, migrantes, poderosas, valientes, empoderadas…” aunque se encuentran en una situación de vulnerabilidad, en un mundo de lucha contra las dificultades y la explotación. Entre las diferentes situaciones que han vivido una clave, y que se repite, es la de abandonar sus raíces y llegar a un lugar nuevo. Moverse para avanzar les ha supuesto pérdidas materiales, emocionales, pérdidas morales y la pérdida de dignidad que borra de un plumazo la violencia, la explotación y el abuso.  

En el taller se han adentrado con datos y vivencias en lo que es la trata. Hablamos de un delito en el código penal y de violencia de género (el 80 % de las personas que la sufren son mujeres y niñas). Es un proceso que comienza con la captación, ya sea con un fin laboral, sexual, para actos delictivos, tráfico de órganos o como matrimonios forzosos.

Estas vivencias les dejan cicatrices, culpa y desconfianza. Pero les permiten también mirarse de frente. “Hemos aprendido a cuidarnos y gracias al acompañamiento recibido, estamos aprendiendo a cuidarnos, escucharnos y respetarnos a nosotras mismas”. Han encontrado lugares seguros donde ser y reconocerse. 

Pese a todo, viven. No solo sobreviven. Viven sus desengaños y sueños rotos. Y viven la esperanza que ha renacido en ellas. Paradójicamente es de la dureza de enfrentar sus vidas, y aceptarla, de la que ha nacido la calma que hay ahora en sus ojos. Es la paz que nace de la verdad cuando se acepta.

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