En el bautismo de Jesús se manifiesta la Trinidad
Cáritas Madrid 8 de Enero de 2017La fiesta del Bautismo del Señor, cierra el tiempo de Navidad
La fiesta del Bautismo del Señor, cierra el tiempo de Navidad. Desde mañana comenzaremos el Tiempo Ordinario hasta la llegada de la Cuaresma.
Cáritas Madrid. 8 de enero de 2017.- Celebrar la fiesta del Bautismo del Señor es celebrar también nuestro propio bautismo. Somos, así, llamados, elegidos y destinados por Dios para hacer el bien y practicar la justicia. Como lo hizo Él en la larga historia del pueblo de Israel. Como nos invita a todos nosotros a seguir haciendo. Dios, gracias al bautismo, sigue estando con quien practica la justicia. Es el mismo Espíritu que acompañó a Jesús desde la Teofanía descrita en los Evangelios.
Su bautismo por Juan le impulsará a anunciar la buena noticia y actuar contra el dolor y el sufrimiento de los hombres. Eso supondrá, ya, el contenido de los hechos dichos de su vida pública. Después de ser bautizado por Juan, Jesús se siente el Hijo querido de Dios, habitado plenamente por su Espíritu. Por ello, Jesús se pone en marcha para anunciar a todos con su vida y su mensaje la Buena Noticia de un Dios amigo y salvador del ser humano.
Hoy nuestras palabras siguen anunciando a Jesús, como Juan, y proclaman su mensaje de esperanza para hombres y mujeres.
Oración: Gracias por mi bautismo
Gracias, Señor, porque un día mis padres decidieron bautizarme.
Sólo Tú sabes qué les movía, cómo era su fe y qué pretendían,
pero me hicieron el mejor regalo de la vida,
porque vivir contigo es tener un tesoro para siempre.
Tú transformas mis resentimientos en perdón.
Tú conviertes mis prisas en sosiego,
Tú elevas mis relaciones a la categoría de encuentros.
Tú Señor, transformas mis intolerancias en aceptación.
Tú envuelves mis miedos en confianza y fortaleza.
Tú magnificas mi trabajo, convirtiéndolo en misión.
Tú acompañas cada minuto de mi vida, planificando mi existencia.
Yo no hice nada para merecer este regalo, de que tu vida esté entretejida con la mía, me regalasteis la fe y esa ha sido mi mejor lotería, mi brújula, mi meta, mi seguro y mi gran compañía,
Gracias, Señor, hoy quiero darte las gracias por todos los que a ti me fueron presentando, por mis padres, maestros, familiares y educadores que se atrevieron a ilusionarme con la seguridad de tu existencia.
Mientras tantos amigos míos viven sintiéndose huérfanos, yo tengo la certeza de que me tienes abrazado, de que conoces todos mis quehaceres, miedos y sueños y de que, contigo al lado, mi vida es más fácil y más solidaria.
Tú, Señor, potencias lo mejor de cada uno, tienes para nosotros grandes sueños y tu deseo es que vivamos una vida plena y feliz.
Gracias por incluirme en tu Iglesia, para juntos construir tu Reino.