Emotiva despedida en la Residencia de Mayores "Fundación Santa Lucía" de Cáritas Madrid

Cáritas Madrid 15 de Febrero de 2017

La Residencia de Mayores de Cáritas Madrid agradece la implicación de las Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo

La residencia de mayores de Cáritas Madrid agradece la implicación de las Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo.

 

Cáritas Madrid. 15 de febrero de 2017.- Ayer fue un día muy emotivo, de alegría y tristeza, por la despedida de la comunidad religiosa de las Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo que han estado acompañando a las personas mayores de la Residencia "Fundación Santa Lucía" de Cáritas Madrid a lo largo de los últimos 10 años.

 

Por la tarde se celebró una Misa de Acción de Gracias presidida por don Javier Cuevas, Vicario Episcopal de Acción Caritativa, acompañado de don Pablo González, Delegado Episcopal de Cáritas Madrid, el padre Agusto y el padre Ángel.


Para las personas mayores no fue una tarde fácil, por la pena de la marcha de la Hermana Catia, Hermana Roberta, Hermana Ellen y la Hermana Erica, después de todo lo compartido, alegrías y penas, a lo largo de estos años. Saben que la ausencia duele, porque las Hermanas como el equipo de la Residencia, es para ellos su familia. Una familia que no tienen, y con la que comparten su día a día. Pero saben que Dios las acompañará en esta nueva etapa, y se alegran por ellas. La Hermana Catia nos recuerda que nos seguiremos encontrando en la Eucaristía.


La Residencia de Mayores "Fundación Santa Lucía" de Cáritas Madrid.

En la Residencia viven 70 personas mayores, todas ellas internas, con mayor o menor grado de autonomía, y que aunque han llegado a la residencia por distintas vías, tienen en común el contar con escasos recursos económicos y apoyos sociales y familiares.

 

El centro cuenta con cuatro plantas, cada una de ellas pintada de un único color para favorecer la orientación de los residentes, y múltiples servicios ofrecidos por los trabajadores y voluntarios. Además, en su ambiente, caracterizado por colores vivos y vistosos muebles que han llegado a través de donaciones, rápidamente se diluye el concepto frío que algunas personas relacionan con las residencias de ancianos. La tercera planta, pintada en color salmón, y la cuarta, en verde, están destinadas a aquellos internos válidos con un nivel de autonomía suficiente como para realizar sus actividades cotidianas como comer, levantarse de la cama o incluso ducharse. Dichas plantas cuentan con diferentes tipos de habitaciones: individuales, dobles o incluso de matrimonio, ya que en la residencia convive una pareja.

 

Por su parte, la segunda planta alberga a personas no autónomas, que o bien están encamadas o necesitan asistencia las veinticuatro horas del día, por lo que están permanentemente atendidas por dos auxiliares y una enfermera.

 

La primera planta, en la que suelen pasar la mayor parte del tiempo los residentes válidos, cuenta con recepción, cocina, salón, capilla y una sala de uso común que los residentes utilizan para realizar algunas de las actividades diarias con las que cuenta la residencia, ver la televisión o recibir las visitas de sus familiares.

 

Charo, la directora de la Residencia de Personas Mayores de Cáritas Madrid, cuenta que aunque el componente rutinario es importante para favorecer la orientación de los residentes, el día a día también ofrece múltiples servicios y posibilidades que hacen su estancia agradable, cómoda y amena. “La mañana está centrada en actividades para estimular y favorecer su salud: ir al gimnasio, al fisioterapeuta, a la consulta del médico o al podólogo. El gimnasio es obligatorio para todos los internos válidos. Si solamente pueden mover un dedo, vienen y mueven ese dedo. En cambio, la tarde está destinada a las actividades lúdicas. Cada día de la semana hay una actividad: bingo, bolos, petanca, baile, juegos de mesa, dibujo... Además, celebramos cumpleaños y, en fechas especiales, como Navidad, son los mismos internos los que hacen regalos para los voluntarios, como broches o pulseras”.

 

Una vez en la puerta de salida, se puede observar un jardín con bancos y zonas verdes al que los internos salen a pasear o recibir las visitas de sus familiares cada vez que el tiempo se lo permite, especialmente en los meses más cálidos.

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