El voluntariado en el 12 de Octubre o cómo dar ‘calor de hogar’ a un hospital

Las paredes de la estación de metro “Hospital 12 de octubre” (L 3) están recubiertas de paneles que informan de los logros médicosanitarios de la entidad a lo largo de sus 50 años de funcionamiento.

En la calle, delante de los edificios, una serie de stands presentan la labor de asociaciones humanitarias a favor de enfermos durante su hospitalización. Entre ellos, el del equipo de voluntarios de Cáritas Vicaría V.

Toñi, su coordinadora, relata cómo se organizó esta iniciativa hace 33 años con un acuerdo con el centro. Al inicio, un equipo de cinco o seis personas, después se fue ampliando con el “boca a boca”. Hoy son 35 personas. No fue fácil hacerse aceptar: había recelo por parte de algunos trabajadores que temían que fueran “mano de obra barata” o entrarían en competencia con ellos, pero su disposición y la evidencia de su labor humanizadora han hecho que hayan ganado el respeto del personal.

Intervienen a demanda de las propias personas hospitalizadas, de los familiares o del propio personal del hospital, acompañando a personas solas: niños, cuando los padres no pueden estar; familiares de enfermos; personas “perdidas” en las consultas; con alguna discapacidad; personas solas en operaciones ambulatorias… Su presencia al lado de personas en situaciones de necesidad, tanto personal como sanitaria, ha aportado más humanidad en el hospital.

A través de la trabajadora social, se ofrece también por parte de Cáritas Madrid desde ropa hasta sillas o muletas. Insisten en la importancia de los donativos.

Las personas voluntarias de la Vicaría V, están presentes, dan la mano, acarician, escuchan, abrazan… impregnan calor de hogar a una estancia no siempre ‘amigable’. Y como ellas mismas aseguran, dan pero reciben mucho más.