El trabajo digno a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia en el momento actual
Cáritas Madrid 1 de Mayo de 2016Carta del arzobispo de Madrid en el Día del Trabajo.
Carta del arzobispo de Madrid en el Día del Trabajo.
Cáritas Madrid. 1 de mayo de 2016.- «Nada compromete el sueño de Dios para el mundo del trabajo tanto como el desempleo, el trabajo precario o la explotación sin escrúpulos de los más vulnerables», afirma monseñor Osoro en una carta con motivo del 1 de mayo, san José Obrero, titulada El trabajo digno a la luz de la doctrina social de la Iglesia en el momento actual.
El arzobispo de Madrid califica la tasa de paro en España de «moralmente inasumible» y subraya que «son muchas las heridas personales y familiares que provoca esta situación». También lamenta la precariedad laboral, que genera «una dinámica perversa», en la que «los trabajadores y las trabajadoras viven prisioneros por el miedo a ser despedidos y sustituidos por el gran número de desempleados que aceptarán condiciones peores».
Hoy «trabajar mucho y duro no es sinónimo de salir de pobre, al menos para el 34 % de los españoles: 5,7 millones de asalariados son seiscientoseuristas», añade. Y «no lo tienen más fácil nuestros hermanos y hermanas inmigrantes», o «las personas extranjeras que viven entre nosotros en situación irregular, frecuentemente víctimas de explotación sin escrúpulos».
Para la doctrina social de la Iglesia, «el elemento prioritario» es la persona, que no puede ser reducida a «una mercancía», o a «un mero recurso humano». Pero «¿cómo se combina esto con las reformas laborales últimas que admiten el despido por disminución de ingresos de la empresa durante tres meses», o con «la ley que admite el despido laboral improcedente o sin demostrar la causa?»
El trabajo es también «un valor social», porque «nos posibilita ejercer generosamente un servicio a la humanidad». Pero «¿cómo pueden ejercer estos valores sociales inherentes al trabajo los 3,1 millones de desempleados de larga duración?» «¿Y qué decir de la exclusión que sufren el 46,24 % de los jóvenes de 16 a 25 años?»
Y si el trabajo es un valor familiar, «¿cómo combinar esto –se pregunta el arzobispo– con las empresas multinacionales que intentan congelar y conservar los óvulos de sus empleadas en su edad fértil?» Y «¿qué clase de conciliación familiar se puede llevar con los traslados forzosos del trabajador a otra ciudad, los turnos imprevistos…?»
Para reconciliar trabajo y capital, y que el mercado laboral deje de ser en muchos casos «un mecanismo de deshumanización», monseñor Osoro subraya que «la Iglesia tiene una gran aportación antropológica» que hacer, a través de la doctrina social. Hay –asegura– diversas «formas de economía, solidaria, participativa, de comunión», y empresarios que ejemplifican «un nuevo modelo social y laboral» que «se acercaría bastante al Evangelio del trabajo que queremos poner en valor».