"El hombre y el mundo". Aprendamos a vivir con la sencillez de un niño

20 de Noviembre de 2024

Un cuento que nos trae Alejandro Illescas, ahora que celebramos el Día Mundial de la Infancia, con el que reflexionar sobre lo que toda persona importa, tenga la edad que tenga. Respetar los derechos de cada ser humano es el camino para respetar los derechos de todos. Escuchar a los niños y vivir con su sencillez nos puede ayudar en ese camino para arreglar el mundo.

Un científico, que vivía preocupado por los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar una solución para arreglarlos. Pasaba días encerrado en su laboratorio buscando la respuesta.

Cierto día, su hijo de 7 años entró en su despacho diciéndole que quería ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar. Su hijo insistió en ayudarlo. Viendo que era imposible sacarlo, el padre buscó algo en que pudiera distraerlo. En un cajón encontró una revista en donde venía el mapa del mundo, (¡justo lo que precisaba!)

Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y, junto con un rollo de cinta adhesiva, lo entregó a su hijo diciendo: “Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto, para que lo repares sin ayuda de nadie”.

El padre calculó que el pequeño estaría varios días componiendo el mapa. Pero apenas pasadas unas horas, su hijo se acercó corriendo y le dijo con alegría: “Papá, papá, ya acabé lo que me pediste, ya logré armarlo”.

El padre no le creyó; pensó que era imposible que, a su edad, su hijo hubiera podido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo medio acabado de un niño. Pero no fue así, el mapa del mundo estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.

- “¿Cómo es posible que mi hijo haya conseguido formar el mapa de manera tan rápida y tan perfecta?” -se preguntó.

Luego dijo al niño: “Hijo, tú no sabías cómo era el mundo, cómo lograste armarlo?”

- “Es verdad, papá -dijo el niño-, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que en la otra cara había la figura de un hombre. Entonces di la vuelta a todos los pedazos y comencé a armar al hombre, que sí sabía cómo era. Cuando conseguí recomponer al hombre, di vuelta a toda la hoja y vi que había arreglado el mundo”.

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