El eslabón de la ilusión

Cáritas Madrid 24 de Abril de 2015

Hoy hablamos con Manuel Lorente, Responsable de los Centros de Capacitación de Cáritas Madrid. Por su paso por estos Centros de Capacitación Laboral, asegura que mejorar la autoestima es el mayor triunfo del proceso de formación y que el entusiasmo nunca debe faltar.

Hoy hablamos con Manuel Lorente, Responsable de los Centros de Capacitación de Cáritas Madrid. Por su paso por estos Centros de Capacitación Laboral, asegura que mejorar la autoestima es el mayor triunfo del proceso de formación y que el entusiasmo nunca debe faltar.


Cáritas Madrid. 25 de abril de 2015.- Tras hacer parada en la estación de metro Puente de Vallecas, basta recorrer un par de calles hasta dar con lo que desde afuera parece ser una iglesia.


También es cierto que, en algún momento, con afinar un poco la mirada o acercarse hacia el portal, los ojos se topan con el inconfundible corazón de Cáritas Madrid, sinónimo de servicio y ayuda al desfavorecido, de solidaridad en los tiempos duros.


Al cruzar la calle, allí, en la Iglesia de San Felipe Neri, detrás de la puerta hay otro par de escaleras que conducen a un despacho que cuenta con su propia musicalidad, esa proporcionada por el teléfono que suena repetidas veces a lo largo del día.


Es en este espacio donde Manuel nos recibe con una sonrisa grata que acompaña la cordialidad con la que invita a tomar asiento, una calidez que es combustible durante su trabajo como Responsable de los Centros de Capacitación de Cáritas Madrid, lugar en el que diariamente debe enfrentarse a situaciones difíciles asociadas al desempleo y para las que es preciso un elemento indispensable: la capacitación para el trabajo.


Red de apoyo

“No somos ni academias ni islotes. Somos toda una red en la que, a lo largo del camino, cada uno tiene su papel”, plantea Manuel con seguridad al explicar en qué consiste el Servicio Diocesano de Empleo de Cáritas Madrid que cuenta, actualmente, con cuatro Centros para brindar cursos de capacitación laboral.


San Felipe Neri es uno de estos Centros y, mientras Manuel describe el esfuerzo y los procesos que ocurren dentro de la red, los alumnos están en sus aulas en clases intensivas, adquiriendo conocimientos para desarrollar un oficio y recuperar su autonomía a través del trabajo.


Agente de almacén, manipulador de alimentos, hostelería, auxiliar de peluquería e informática son algunos de los cursos que se ponen a disposición de quienes, luego de acudir a su Parroquia, emprenden el viaje hacia la reinserción laboral.


Paso a paso, el proceso se inicia con un Servicio de Orientación e Información para el Empleo (SOIE) donde la persona puede dilucidar qué quiere hacer y cómo desea iniciar su búsqueda laboral. Luego, llega el momento de la capacitación y aquí Manuel coordina la orquesta, él lo tiene muy claro: “hay un camino”, afirma convencido, “nosotros te ofrecemos acompañarte desde tu preparación, desde tu ser y las cosas que sabes hacer desde tu experiencia”.


No están solos

Tras sus inicios como orientador laboral en el año 2010, Manuel ha alcanzado varias certezas y una de ellas es que en los Centros no solo se aprende un oficio, sino que el rostro de los alumnos se refresca cuando la autoestima recibe un nuevo impulso. “El Papa habla de la Iglesia como tienda de campaña, entonces en el área laboral somos un poco sanadores porque la autoestima reconstituye a la persona y reconstituye la familia”, comenta.


El acompañamiento se hace en una atmósfera familiar que permite, a quienes vienen de contextos difíciles, sentirse como en casa, respaldados por una familia que es Cáritas, ya que “en el sentido que la persona muchas veces puede estar desorientada en su camino de la vida”.


Es por esto por lo que “ayudamos a sustentar o levantar la autoestima de las personas, a crear un ambiente en que la persona pueda tanto a retomar sus habilidades sociales y laborales como a aprenderlas”, describe Manuel.


Formado al formar

A Manuel le gusta asociar la palabra “esperanza” a cada Centro del que es responsable y explica que “en el fondo, la autoestima es ‘me amo a mí mismo más porque tengo más fe en mí mismo porque hay un horizonte posible’”.


Primero, como orientador y, ahora, como responsable de un Servicio en el que Cáritas Madrid reúne esfuerzos de acogida y orientación para el empleo, hay pequeñas labores que forman un todo, “son eslabones que se van uniendo”.


Y, a medida que discurren las preguntas, Manuel va tejiendo, con minuciosidad cada detalle del Centro, la ilusión se convierte en el ingrediente secreto que deja entrever desde su relato y con el que realiza día a día su labor. Con diligencia, habla del itinerario, de la calidad de una formación desde la caridad y de esos los eslabones, esos que hacen posible el trabajo de Cáritas Madrid.


Han sido muchos alumnos y, para él, para Manuel, el trabajo termina siendo un aprendizaje; donde las andanzas entre pasillos y aulas del Centro también le forman, le enseñan y ayudan a asumir cada reto con determinación, paliando los fracasos para visualizar la solución.


Es una relación ganar-ganar: “Ganas en resistencia a la frustración, ganas en la capacidad de generar ilusión. Ganas en la capacidad de entusiasmar”, apunta mientras la sonrisa vuelve a su rostro, el teléfono no ha vuelto a sonar, y su decidida voluntad de colaborar con Cáritas Madrid se acentúa en cada frase.


“En el fondo, esa capacidad de levantar la autoestima, esa capacidad de amar, simplemente”, reflexiona al tiempo que expresa la satisfacción que acompaña ver el aporte de cada persona y cómo se traduce en la alegría de quienes lo han pasado mal.


“Lo más gratificante es que el eslabón no se rompa, que ves que realmente funciona y que permite que la cadena siga”, pronuncia antes de culminar y volver a los pasillos, para ver a los alumnos o a algún profesor, para continuar con su trabajo que, en el fondo y sin más, consiste en ser eslabón de ilusión.

 

 

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