El cuidado de nuestra ‘Casa Común’. Día del Medio Ambiente
5 de Junio de 2024Por la Comisión de Ecología Integral de Cáritas Madrid
Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. Y los bendijo Dios, y les dijo Dios: creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla. Y VIO DIOS TODO LO QUE HABÍA HECHO, Y ERA MUY BUENO (Gen 1, 27-28,31). El Señor Dios plantó un parque en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado para que lo guardara y lo cultivara. (Gen 2, 8).
El 24 de mayo de 2015, festividad de Pentecostés, el papa Francisco publicó su Encíclica Laudato Sí’ (mi Signore), título que hace alusión al inicio del Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís: “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba”.
Entre los muchos dones gratuitos que Dios nos ha dado para nuestro uso responsable y disfrute, como son, entre otros, la vida, su Espíritu, la fe o la libertad, está también la naturaleza, su Creación, nuestra ‘Casa Común’. Pero nos hemos creído que somos propietarios de esa Creación no “para guardarla y cultivarla”, sino que nos creemos con derecho a expoliarla. Por eso, dice el Papa en la encíclica que “entre los pobres más abandonados y maltratados está nuestra oprimida y devastada tierra, que gime y sufre con dolores de parto” (LS 2).
A unos nos ha tocado, aquí y ahora, vivir en estancias confortables de esa ‘Casa’, con clima cálido, agua, suelo fértil... Otros no han tenido la misma fortuna, y su vida discurre en otras que carecen de las condiciones mínimas de salubridad y confort. En un mundo hiperconectado, puede darse el caso de que algunas personas sufran las consecuencias de nuestro bienestar mal administrado (derroche de energía y de alimentos, que se traduce en un exceso de emisiones a la atmósfera, consumismo, generación de residuos…). Y no nos referimos sólo a las personas que habitan en nuestra cercanía, también se ven afectadas las que habitan en otros países por el efecto sobre el cambio climático.
Si no prestamos atención y no afrontamos adecuadamente las causas que tienen que ver con la degradación natural, no podremos afrontar adecuadamente sus efectos. Necesitamos un cambio de rumbo, tenemos que cambiar nuestro modo de mirar todo lo que nos rodea y la Creación, que nos lleve a un nuevo modo de vivir, a nuevos hábitos en uno mismo y en todos aquellos ámbitos en los que podamos influir. Son pequeños esfuerzos, que no por eso debemos pensar que no van a cambiar el mundo. Nuestro testimonio puede influir en otros que nos rodean, y esa suma puede tener un efecto sensible.
Se hace hoy patente en nosotros la necesidad de no quedarnos solamente en las palabras, sino impregnar de más austeridad nuestro modo de vivir, huyendo del consumismo y el derroche. Son pequeños cambios que están a nuestro alcance. Entre ellos, podríamos citar como los más habituales:
- No caer en el consumismo. Comprar solamente aquello que necesitamos, sobre todo alimentos, ropa, teléfonos móviles. Elaborar únicamente los alimentos que vayamos a consumir. En 2022, se tiraron a la basura, en España, más de un millón de toneladas de comida.
- Consumir menos energía y de forma más ordenada. Calefacción con menos temperatura. Apagar luces innecesarias, enchufar los aparatos eléctricos a regletas con interruptor que se puedan apagar cuando no se usan.
- Consumir el agua imprescindible. Cerrar grifos, que no goteen. Contaminar lo menos posible el agua del sumidero.
- Clasificar los residuos. Si no se pueden Reutilizar o Reparar, este hábito mejora sensiblemente la eficacia y economía del proceso de Reciclado.
“A la política y a las diversas asociaciones les compete un esfuerzo de concienciación de la población. También a la Iglesia. Todas las comunidades cristianas tienen un rol importante que cumplir en esta educación” (LS 214). Desde Caritas Diocesana de Madrid, queremos sensibilizar a cuantos participan en nuestras actividades, para que el cuidado de la Casa Común también figure entre sus valores prioritarios.