El Centro de Mujer "Alonso Cano" es recibido por nuestros hermanos de Cáritas Toledo
Cáritas Madrid 29 de Noviembre de 2016"Hemos aprendido mucho de historia, pero lo mejor ha sido sentirnos como en casa"
"Hemos aprendido mucho de historia, pero lo mejor ha sido sentirnos como en casa".
Cáritas Madrid. 29 de noviembre de 2016.- La mujeres del Centro de Mujer "Alonso Cano", dentro de las actividades organizadas dentro del Día Internacional contra la Violencia hacia las mujeres, ayer, lunes, se fueron a visitar Toledo. En dicha visita han sido recibidas por el secretario general de Cáritas Toledo y de Mónica, responsable de Comunicación.
Para muchas de las mujeres, es la primera vez que visitaban Toledo, por lo que era necesario hacer una visita guiada por lo lugares con más historia de esta gran ciudad. Todas las participantes han podido conocer una parte de la historia de Toledo y de España.
A la hora de la comida fueron recibidas por el prior del Monasterio de San Juan de los Reyes que les dejó una de sus salas para pocer comer todas juntas.
Agradecer a nuestros hermanos de Cáritas Toledo y al Monasterio de San Juan de los Reyes su cariñosa acogida, nos hemos sentido como en casa. Estáis invitados sin lugar a dudas a visitar nuestro proyecto, que desarrollamos día a día con gran cariño, para dar el mejor servicio a las mujeres que allí se acercan.
De vuelta a Madrid una de las mujeres dijo: "Hemos aprendido mucho de historia, pero lo mejor ha sido sentirnos como en casa".
Como recuerdo de nuestra visita nos han hecho entrega de un marca páginas que recoge la Oración del Voluntario de Cáritas" que dice así:
Quiero ser, Padre, tus manos, tus ojos, tu corazón.
Mirar al otro como Tú le miras:
con una mirada rebosante de amor y de ternura.
Mirarme a mi, también, desde esa plenitud
con que Tú me amas, me llamas y me envías.
Lo quiero hacer desde la experiencia del don recibido
y con la gratuidad de la donación sencilla y cotidiana
al servicio de todos, en especial de los más pobres.
Envíame, Señor,
y dame constancia, apertura y cercanía.
Enséñame a caminar en los pies del que acompaño
y me acompaña.
Ayúdame a multiplicar el pan y curar heridas,
a no dejar de sonreír y de compartir la esperanza.
Quiero servir configurado contigo en tu diaconía.
Gracias por las huellas de ternura y compasión
que has dejado en mi vida.
En tu Palabra encuentro la Luz que me ilumina.
En la Oración, el Agua que me fecunda y purifica.
En la Eucaristía el Pan que fortalece mi entrega y me da Vida.
Y en mi debilidad, Señor, encuentro tu fortaleza cada día.
Amén
Centro de Mujer "Alonso Cano"
Prentende fomentar las relaciones personales es uno de los objetivos que busca este centro. Aquí vienenmujeres en situación de vulnerabilidad ya sea por su poca formación, sus dificultades de aprendizaje, sus escasos ingresos o la precariedad familiar, mujeres también con enfermedades físicas o mentales, con problemas de soledad, de maltrato o con tratamiento de adicciones leves. “Tengo ochenta y un años y el centro me ha dado media vida”, nos dice una de ellas que ha tenido una vida familiar muy dura, “voy al taller de cultura general y cuerpo humano y no me pierdo la gimnasia”.
Aquí las mujeres encuentran cursos de formación: alfabetización y cultura, informática, un taller de memoria, cine, etc. Hay también cursos de creatividad: manualidades, pintura, costura... Talleres de salud gimnasia, prevención y salud, higiene, hábitos saludables, y actividades lúdicas en las que celebran cumpleaños, fiestas, excursiones.
Algunas de estas mujeres llevan toda su vida viviendo en Madrid y apenas conocen las calles de su barrio. “Nos sentimos bien viniendo aquí”, nos comenta otra, “nos sentimos más seguras de nosotras mismas”.
Elevar su autoestima, darles una mayor seguridad personal, que crean en ellas mismas, que sean capaces de relacionarse con otras personas, son los objetivos del centro que se consiguen a través de esos talleres, de las charlas y de ese café con leche del mediodía.
El centro está abierto a todo tipo de mujeres, con todo tipo de problemas o necesidades. Unas llegan derivadas por trabajadores sociales de centros de la zona, otras aconsejadas por familiares o amigas. Una de ellas nos cuenta su experiencia: “Llegué al centro porque me trajo mi hermana. Yo había tenía una experiencia muy dura y no quería venir, ni apuntarme a nada. Al final, un poco forzada, me apunté a informática. Ahora voy a gimnasia, a clases de memoria, me apunto a todas las salidas. Vengo a aprender.” Cuando llegan al centro, algunas no hablan para no meter la pata, otras creen que no saben hacer nada. Cuando acabamos el café, escuchamos una conversación entre dos de ellas: “¿Te acuerdas de las ranitas que hicimos el año pasado a punto de cruz? Pues las he visto iguales en el escaparate de una tienda y no eran baratas,¡iguales que las nuestras!, ¿podíamos venderlas?”. “Hay buena armonía entre nosotras, nunca discutimos aunque no tengamos las mismas ideas.” Se ha acabado la pausa y cada una vuelve a su clase y cuando salgan de aquí volverán a su vida cotidiana.